Nos hallamos en una sociedad muy ignorante en lo que respecta al trastorno bipolar y otras enfermedades mentales, adicionalmente se tiene la desinformación de los medios que se ven a diario donde no ayuda demasiado la imagen que dan las películas y las series de televisión, donde suele presentarse al enfermo mental como un criminal sanguinario que hace daño sin motivo; o la imagen de los psiquiatras, a quienes se considera carceleros malvados, cuando no personajes misteriosos que adivinan el pensamiento de la gente sólo con verla.
Todo esto sólo lleva a estigmatizar a la persona que sufre algún tipo de enfermedad psíquica, de modo que son pocos quienes admiten que padecen alguna o que no ocultan que van al psiquiatra.
La gente desconoce que un 25 % de la población sufre algún tipo de trastorno mental. Lo que ocurre es que las enfermedades psíquicas, como las físicas, pueden ser más o menos graves. Del mismo modo que alguien puede tener un resfriado, en psiquiatría hay trastornos leves que se curan muy fácilmente y sin dejar secuelas; otras afecciones crónicas, como la hipertensión o la miopía, no es fácil que lleven al afectado a sentirse estigmatizado, tal como ocurre con patologías mentales menos equiparables, como por ejemplo el trastorno bipolar.
Es fundamental iniciar un proceso de educación y concienciación social que permita superar la ignorancia y los prejuicios de la mayor parte de la población ante los trastornos mentales.
Lo mas común es la creencia de que una enfermedad mental conlleva perder la razón para siempre de una forma totalmente imprevisible y peligrosa, si no es porque sufrí en primera persona trastorno bipolar, no me hubiera informado lo suficiente y hubiese tenido la claridad que tengo actualmente, esto porque no hay una suficiente divulgación clara y verdadera al respecto.
La mayoría de las personas que nos rodean no entienden que tener fobia a volar, por ejemplo (es decir, un temor invencible a ir en avión), ya se considera un trastorno mental; no entienden que todos estamos expuestos a sufrir depresión o a que se nos manifieste algún otro tipo de enfermedad psíquica en estado latente; no entienden que el individuo que durante una fase depresiva presenta síntomas de haber perdido la razón, sólo unos días antes era una persona de quien ellos dirían que es «normal y corriente», y que con el tratamiento volverá a serlo; no entienden que una enfermedad mental es igual que una enfermedad física, pero que sus síntomas en lugar de ser un cambio en el color de la piel (p. ej., ponerse amarillo) son de tipo conductual, porque el órgano afectado es el cerebro y éste se encarga de regular la conducta.
Lamentablemente, aún no ha llegado el día en que pueda hablarse tranquilamente con un conocido del hecho de haber estado ingresado por una fase maníaca debida a un trastorno bipolar, del mismo modo que lo haría quien explica que ingresó por una insuficiencia respiratoria, a causa del asma bronquial, o por una angina de pecho, como resultado de una enfermedad coronaria.
Las autoridades sanitarias, los medios de comunicación, los profesionales de la salud mental y la sociedad civil, en forma de asociaciones de afectados, tenemos una gran tarea a realizar en este aspecto. No basta con lamentarse de las injusticias sociales; debemos trabajar para combatirlas.
Todo esto sólo lleva a estigmatizar a la persona que sufre algún tipo de enfermedad psíquica, de modo que son pocos quienes admiten que padecen alguna o que no ocultan que van al psiquiatra.
La gente desconoce que un 25 % de la población sufre algún tipo de trastorno mental. Lo que ocurre es que las enfermedades psíquicas, como las físicas, pueden ser más o menos graves. Del mismo modo que alguien puede tener un resfriado, en psiquiatría hay trastornos leves que se curan muy fácilmente y sin dejar secuelas; otras afecciones crónicas, como la hipertensión o la miopía, no es fácil que lleven al afectado a sentirse estigmatizado, tal como ocurre con patologías mentales menos equiparables, como por ejemplo el trastorno bipolar.
Es fundamental iniciar un proceso de educación y concienciación social que permita superar la ignorancia y los prejuicios de la mayor parte de la población ante los trastornos mentales.
Lo mas común es la creencia de que una enfermedad mental conlleva perder la razón para siempre de una forma totalmente imprevisible y peligrosa, si no es porque sufrí en primera persona trastorno bipolar, no me hubiera informado lo suficiente y hubiese tenido la claridad que tengo actualmente, esto porque no hay una suficiente divulgación clara y verdadera al respecto.
La mayoría de las personas que nos rodean no entienden que tener fobia a volar, por ejemplo (es decir, un temor invencible a ir en avión), ya se considera un trastorno mental; no entienden que todos estamos expuestos a sufrir depresión o a que se nos manifieste algún otro tipo de enfermedad psíquica en estado latente; no entienden que el individuo que durante una fase depresiva presenta síntomas de haber perdido la razón, sólo unos días antes era una persona de quien ellos dirían que es «normal y corriente», y que con el tratamiento volverá a serlo; no entienden que una enfermedad mental es igual que una enfermedad física, pero que sus síntomas en lugar de ser un cambio en el color de la piel (p. ej., ponerse amarillo) son de tipo conductual, porque el órgano afectado es el cerebro y éste se encarga de regular la conducta.
Lamentablemente, aún no ha llegado el día en que pueda hablarse tranquilamente con un conocido del hecho de haber estado ingresado por una fase maníaca debida a un trastorno bipolar, del mismo modo que lo haría quien explica que ingresó por una insuficiencia respiratoria, a causa del asma bronquial, o por una angina de pecho, como resultado de una enfermedad coronaria.
Las autoridades sanitarias, los medios de comunicación, los profesionales de la salud mental y la sociedad civil, en forma de asociaciones de afectados, tenemos una gran tarea a realizar en este aspecto. No basta con lamentarse de las injusticias sociales; debemos trabajar para combatirlas.
LLEGARA EL DIA EN QUE NO NOS VEAN COMO DEMENTES, PELIGROSOS?...muy acertadas tus palabras...
ResponderBorrarQue ciertas tus palabras. Excelente artículo.
ResponderBorrarEl bipolar es más peligroso para si mismo en especial en fase depresiva por la probabilidad de suicido q para los demás en fase hipomaniaca son hasta divertidos aunque pueden llegar a la manía donde en mi experiencia con mi novia el problema es el stress ahí se vuelven irritables pero agresivos al punto de llegar y atacarte sin motivo aparente NADA QUE VER el problema para mi radica en el núcleo familiar ya que ese es el otro 50% del problema de todo paciente bipolar
ResponderBorrares duro descubrir este problema a mi me costo aceptarlo desde que estoy en el medico y tomo medicamentos para ello no volvi casi a enfermar lo tengo controlado pero hay veces que me levanto con animos raros pero se pasan rapido....
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