Los hombres me han llamado loco; pero todavía no se ha resuelto si la locura es la forma más elevada de la inteligencia. ¿Acaso lo glorioso y lo profundo no surgen de una enfermedad del pensamiento, de estados de ánimo exaltados a expensas del intelecto general? Aquellos que sueñan de día conocen muchas cosas que escapan a los que sueñan solo de noche. En sus visiones, obtienen atisbos de eternidad, y al despertar, se estremecen al descubrir que han estado al borde de un gran secreto.
Concedo que hay dos estados distintos en mi existencia mental: un estado de razón lúcida y otro de sombra y duda. Sí, soy un loco, aunque solo actúo de forma anormal en raras ocasiones.
En 1984, fui internado en una institución para personas con problemas mentales. No era tan cruel como los manicomios de las películas. Estuve allí cerca de tres semanas, quizá más. Mi diagnóstico fue de psicosis maníaco-depresiva, conocida hoy como trastorno bipolar tipo I. Después de la hospitalización, entré en remisión, aunque medicado, y logré volver a un estado de equilibrio mental durante muchos años.
Las huellas de mi paso por esa institución aún persisten. No fue solo el hecho de estar allí, sino el temor de haber estado loco y de que podría enloquecer nuevamente. En 2024, tengo más claro que sufrí una crisis mental, que en mi caso se debió a que tengo una condición denominada trastorno bipolar.
El trastorno bipolar que no es una enfermedad es el nombre más elegante con el que se renombró al anterior término trastorno maníaco depresivo, a pesar que ahora ahora suena menos a locura, nuestra condición sigue siendo vista con estigma.
Para muchos, un trastorno mental no es más que locura, y quien lo padece es simplemente un "loco".
Foto extraída de la internet, una foto que hace parte de la película Entre la razón y la locura |
Escribo sobre mi problema mental, aunque sé que no todos encontrarán este tema interesante. La sociedad, aunque ha avanzado en la aceptación del diferente, todavía discrimina a quienes padecemos trastornos mentales, es vital entender que no somos seres de otro mundo; somos personas que luchamos con problemas de la mente y que, gracias a los avances científicos o a pesar de estos, podemos manejarlos
Mis estados de locura han ocupado un mínimo tiempo en mi vida, yo actúo de manera normal casi siempre, en esos raros momentos, siento una infinita sabiduría, como si despertara a una realidad diferente, un estado de clarividencia que resulta abrumador, pero al final, siempre vuelvo a la realidad.
Sí, soy un loco más, pero estar loco es para mí un estado temporal. La mayoría del tiempo soy una persona cuerda, viviendo entre esos raros episodios que me recuerdan la delgada línea entre la locura y la claridad mental.
Nota: La primera parte de este artículo, aunque parece haber sido escrita por mí, no lo es. Es un fragmento de Eleonora, un cuento de Edgar Allan Poe. Sin embargo, sus palabras resuenan profundamente conmigo, como si describieran exactamente lo que siento en ciertos momentos; se podría decir que este párrafo lo escribí yo, por lo que sería mío por derecho casual.
Puedes encontrar una versión prologada e ilustrada de Eleonora en mi blog: en el cuento Eleonora por Poe. dónde aparece este párrafo.