viernes, 25 de abril de 2025

Noviembre Negro


Hoy es 30 de noviembre de 2022

Hace dos años que no he vuelto a saber de Clara, ya parece que la pandemia está finalizada y espero que por fin haya pasado todo esto del terror al que fuimos sometidos.  .....

Para mí el año 20 del siglo 21 fue un año de terror.... Muy parecido a cómo lo describe Poe en su cuento Sombra:


"Este año ha sido ....

..... un año de terror "

 Hoy es 30 de Noviembre de 2020. Aunque la situación no parecía mejorar, los confinamientos por la COVID-19 en España se habían relajado. Pudimos volver a salir y aunque el riesgo seguía vigente, no nos importaban los riesgos: Era preferible contagiarnos a seguir temblando entre cuatro paredes. Respirar junto a otros, aunque el miedo aún flotara en el aire.  

 Yo viajé a Sevilla — la capital andaluz donde crecí—, mientras Clara se quedó en nuestro piso de Madrid.

 Según me contó por teléfono, disfrutó de la noche de Halloween, cuando al parecer se contagió. Yo también la pasé bien: era una separación breve.

 Iba a visitar a mi madre, cada uno en su burbuja de normalidad. No sabíamos que aquel sería el prólogo de la tragedia.  


 Nos despedimos tras una cena íntima hace ya tres semanas.  Ella salió hacia su trabajo en el hospital de La Paz, yo tomé el tren hacia el sur. Esa noche sentí un vacío extraño: Esa sería la última vez que fuimos una pareja *normal*. Después, todo se derrumbó.  

 A principios de este mes. Clara me llamó:  -Me siento mal. Creo que tengo el virus- . Yo también notaba síntomas, pero lo minimizamos. Habían preocupaciones mayores.  

 Al saber que Clara podría estar enferma decidí volver a Madrid antes de lo planeado (tenía billetes de avión para la semana siguiente). Viajé toda la noche en un autobús ALSA, un trayecto de diez horas por la A-4 Mientras yo cruzaba La Mancha bajo las estrellas, ella ingresaba de urgencia en estado grave en el hospital donde trabajaba. No pudimos vernos. Nuestra última conversación fue por WhatsApp —igual que nuestra primera charla años atrás—.  

 Nos conocimos en la sala de espera del consultorio de un psiquiatra donde teníamos citas consecutivas, vernos fue un flechazo, nos miramos de frente y nos saludamos empezamos una charla como de amigos que se conocen de mucho tiempo atrás pero era la primera vez que nos veíamos, yo entre primero y cuando terminó mi cita siguió ella el médico me dijo que llamara a Clara Velásquez, entonces yo espere a que ella termine si cita, cuando salí trate de hablarle pero me dijo que tenía que salir pronto, sin embargo me dió su número de teléfono y después todo comenzó.

 Clara llevaba 20 días internada en hospital 12 de octubre, había salido de la UCI de aislamiento hacia la UCI de pacientes que ya no presentan marcador del SARS, Pasaron dos días más hasta que me permitieron verla: Una visita relámpago. Estaba más muerta que viva, había sufrido un cuadro severo de Neumonía y fue puesta en un coma inducido mientras se atacaba la infección y en ese estado sufrió un fuerte hemorragia cerebral. 


 Aquel fue mi adiós. Me dejaron entrar pues era muy probable que fuera a despedirme de ella antes de la partida definitiva. La vi recostada en una camilla, toda llena de mangueras y cables, le hablé aunque lo más probable era que ella no podía oírme, le di ánimo le rogué que luchará por vivir y si sobrevivió, Volvió a nacer pero sin el mapa de nuestra relación —dos almas rotas que se sostenían entre crisis mentales y sombras del pasado.

 Ella había superado un intento de suicidio en Navidades de 2015. En enero del 16 empezamos nuestro amor, luego nos casamos para el 17, en nuestra convivencia yo apenas sobrevivía con mis adicciones y depresiones recurrentes, ella con sus crisis de ansiedad, sus altibajos emocionales, sin embargo, llegamos a convivir de buena forma y nos amamos, los dos éramos los cuidadores de nosotros mismos y del otro al mismo tiempo.

 Ahora lloro al recordar: no podemos estar juntos.  No soy capaz de cuidarla con mi mente en ruinas; ella, discapacitada tras el derrame cerebral tampoco podría ayudarme.

A mis 30 años descubrí que soy bipolar


Por Inés Pujana

1 de marzo de 2019  • 10:03

Corregido 20 de junio 2024 y 25 de Abril de 2025


Esta entrada es  reblogueada desde el periódico La Nación de  Argentina.
https://www.lanacion.com.ar/otros/a-mis-30-anos-descubri-que-soy-bipolar-nid15032021/




Agustina siempre vivió la vida intensamente y quienes la conocen, saben que es una persona que no es indiferente a nada de lo que la rodea. Los amores, las amistades, la política o los derechos de los animales: todo la atraviesa y la hace tomar partido. Ríe a carcajadas cuando algo le da gracia, no tiene miedo de decir lo que piensa frente a cualquier circunstancia y por sobre todas las cosas, exuda arte, en su forma de vestirse y en todo lo que hace. Hace poco tiempo, no más de un año, descubrió que esos picos y valles que estaba tan acostumbrada a transitar, no eran simplemente un rasgo de su carácter, significaban algo más: una enfermedad hereditaria que se manifestaba en sus genes, la bipolaridad. Le pedimos que nos relatara su historia para ayudarnos a visibilizar las enfermedades mentales- que tanto estigma tienen- y esto es lo que nos contó.

"La primera vez que oí hablar de bipolaridad fue por mi mamá. Sabía que alrededor de los 30 años la diagnosticaron, que estaba medicada, que lloraba mucho y que no era feliz. No mucho más. Hasta que un día la encontré en la cama inconsciente, y a pesar de todos mis intentos por convencerme de que ella no era capaz de hacer algo así, la realidad me cacheteó y me mostró que no quería vivir más. Una nota y unos cuantos blisters vacíos eran la prueba. A partir de ese día la acompañé a hospitales, grupos, internaciones y diferentes tipos de terapia; convirtiéndome en su madre y ella en la hija a la que yo tenía que cuidar. Mi mamá siempre vio en mí mucho de ella, y no dudaba en decirme que consultara a un médico para ver si yo también tenía su patología. Jamás pensé que algo así pudiera identificarme, pero a mis casi treinta años un médico me dijo: 'Sí, estás dentro del espectro bipolar'".

"No es alguien que quiere algo y un segundo después ya no. Tampoco es tu compañero de trabajo que alterna el enojo matutino con la simpatía vespertina. Es muchísimo más, y justamente por eso es importante dejar de usar el término con tanta liviandad y darle el respeto que se merece. Porque bipolaridad no significa tener un humor cambiante: es una patología delicada que hay que transitar con mucho respeto.

Llevarla a cuestas es vivir diariamente en un subibaja. En un extremo se siente la depresión y en el otro la manía, y mientras la primera te empuja a estar muy triste, al punto de -a veces- no querer vivir más, la segunda te pone muy eufórico y te llena de una energía incontrolable. Te vuelve insomne y vulnerable en extremo, llegando a sentirte un cuerpo en carne viva, que padece todo mucho más que cualquier otra persona.

Cuando estás feliz, sos como una nena que corre y ríe a gritos porque la desborda la alegría. Te volvés ingeniosa y artística, y lográs hacer cosas con una creatividad única, que brota incansablemente. No por nada la llaman "la enfermedad de los artistas" y es que son tantos. Virginia Woolf, Kurt Cobain, Edgar Alan Poe, Van Gogh, Miguel Ángel y muchos más.

Ser bipolar es también encontrarte gobernada por sentimientos que no te pertenecen, o que no querés que te pertenezcan, pero que te invaden y te transforman en alguien que no sos y que a la vez sos. Es perder el control de las emociones y cometer muchos errores, cargando con la culpa de haber herido sin quererlo, sin darte cuenta. En mis peores picos hasta llegué a creer que algo me poseía, sin poder controlar mis pensamientos, lo que decía o lo que hacía. La bipolaridad también es pérdida, porque perdés muchas personas en el camino: amigos, parejas, y a veces, hasta a vos misma.



"¿Bipolaridad = Genialidad?

Esto opina Blue:
No comparto mucho de lo que se se dice del don bipolar por eso traigo a colación unas palabras de una bloguera:


"Mitos aparte. El "bipolaris vulgaris" no es un genio. Tiene sus dones, sí, quizá, como otros humanos no bipolares. Porque los hay que dicen que no tienen capacidad creativa, y se lamentan por ello. Pues no, tener bipolaridad no es sinónimo de nada."

"


 Por mi corta edad los médicos me recomendaron un tratamiento farmacológico fuerte, con la "esperanza" de que quizás en dos años ya no necesitara seguir con la ingesta de remedios. Me pareció mentira, creí que era demasiado bueno para ser cierto y ni lo dudé, los acepté con los ojos cerrados. Pero a medida que pasaban los días, las semanas y los meses, las reacciones adversas fueron devastadoras: pérdida de memoria, dificultad para expresarme, tics nerviosos, dolor articular, manchas en la piel, pérdida de visión y aumento de peso. Solo duré medio año de tratamiento y lo abandoné, dejando con esas pastillas la ilusión de ¿curarme? en un corto plazo. Descubrí que para no perder la cordura me estaba perdiendo a mí misma y supe que no había camino fácil, que iba a ser duro de todas formas. Así que luego de pensarlo mucho y de hablar con personas cercanas comencé a investigar otras opciones más naturales. Opté por ahondar en hacer cosas que me hicieran feliz y por rodearme de personas que me dieran paz y me sacaran sonrisas. Meditar y hacer terapia ayudan mucho. Tener una vida sana, hacer deporte, comer y dormir bien, también. Pero sobre todo conocerme y aceptarme.

No es un camino sencillo, está lleno de aciertos y desaciertos y hay mucho dolor incluido, porque vivimos todo en carne viva y porque ese beso que se disfruta más, también tiene otra cara, que es que también se sufre en demasía el cachetazo. Es un camino diferente para cada uno, que tiene que ir haciéndose al andar, escuchándose y sabiendo elegir qué resulta mejor para cada persona y tipo de vida. Mi consejo es que nada ayuda tanto como sentirse amado. Por eso es tan importante saber acompañar a quienes lo padecen, entendiendo, no juzgando y estando presente, demostrando afecto y haciendo sentir que uno no los abandona cuando todo parece hacerlo. Del otro lado hay una persona algo turbulenta, pero que en el fondo es como el cielo, que cambia, llueve y después despliega algo tan hermoso como un arcoíris. Mi consejo es que se queden a ver sus arcoíris, porque no cualquier persona es capaz de crearlos después de una tormenta".


De la euforia al vacío: Por qué no creo en las enfermedades mentales

De pronto se puede decir que soy "un tipo raro", pero no, me considero una persona común, aunque con emociones más intensas. Como decía Poe: "Aquellos que sueñan de día conocen muchas cosas que escapan a los que sueñan solo de noche". No, no soy un enfermo; simplemente pertenezco a un grupo minoritario que experimenta la vida con mayor profundidad.


En ocasiones, mi estado emocional se altera: Paso por unos días donde llego a sentirme muy feliz, acelerado, ansioso, quiero hacer muchas cosas al mismo tiempo, siento que soy bueno para todo, siento que me vuelvo inflexible o mejor dicho terco, me gasto hasta el último peso, veo todo color de rosa, me enamoro y enamoro fácilmente; luego hay otros días donde me siento muy bajo de ánimo, no quiero ni salir de casa, todo es de color gris, nada me gusta, siento que no soy querido por nadie y por lo tanto no quiero ver a nadie, solo quiero estar recostado o dormido, no me importa lo que los demás hagan o dejen de hacer, mi estado de ánimo es como de una tristeza infinita. Esto que siento se ha denominado por parte de algunas personas como una enfermedad mental y la llaman psicosis maniaco depresiva o bipolaridad pero no la considero una enfermedad como tal, mas bien es un estado alterado, un problema mental o si mucho un trastorno mental.

Como se siente al ser intenso



No creo en el concepto de "enfermedades mentales". Para mí, una enfermedad requiere:

  1. Causa física demostrable.

  2. Síntomas claros y consistentes.

  3. Tratamientos con base científica.

Prefiero términos como "problemas" o "trastornos" mentales, ya que lo psicológico no cumple con estos criterios de enfermedad por lo tanto, considero, los desbalances emocionales son respuestas extremas de algunas personas ante situaciones complicadas del devenir de la vida, no son patologías médicas.

domingo, 6 de abril de 2025

Una opinión sobre la medicación en el trastorno bipolar

Una opinión sobre la medicación en el trastorno bipolar

No creo que las personas con trastorno bipolar deban estar siempre medicadas. Aunque reconozco que en algunos casos puede ser necesaria para controlar crisis agudas, defiendo que, de requerirse uso crónico, sea en dosis mínimas y controladas. La polimedicación excesiva puede generar dependencia, limitando la capacidad de afrontar la vida con autonomía.

Las crisis pueden reducir temporalmente ciertas capacidades, pero esto varía según la intensidad del episodio y el tipo de trastorno. Los fármacos no curan; son paliativos que controlan síntomas, pero no restauran funciones perdidas.

Con el tiempo, desarrollé un insight para reconocer cuándo estoy estable (y puedo reducir medicación) o cuándo necesito ayuda. Sin embargo, caer en la idea de que los fármacos son "preventivos" es un error. No evitan crisis, sino que modulan síntomas, como un antihipertensivo regula la presión.

Los Psicofármacos son herramientas de control de síntomas, no una cura para el trastorno bipolar u otros problemas mentales, estos medicamentos son sustancias psicoactivas (calmantes o estimulantes) que alteran el funcionamiento cerebral. Su efecto es universal: actúan en cualquier persona, no solo en quienes padecen trastornos. En casos como la esquizofrenia, pueden suprimir voces; en el bipolar, inducen calma durante la manía. Pero su uso crónico implica vivir en un estado artificial, con efectos secundarios perversos.

Mi experiencia personal

En 35 años de convivir con el trastorno, he probado desde polimedicación hasta periodos sin fármacos. Hoy priorizo dosis bajas en crisis puntuales y autonomía en fases estables. He aprendido que mi bienestar depende menos de los fármacos que de cómo manejo mi entorno y emociones.

No soy médico, pero baso mi postura en:

    Evidencia científica: Los fármacos son paliativos, no curan.

    Experiencia propia: Los episodios graves requieren medicación; la estabilidad, no.

    Ética: La sobremedicación puede anular la identidad.

Conclusión: El tratamiento ideal debe ser flexible, ajustado a cada fase de la enfermedad, evitando tanto la demonización de los fármacos como su uso indiscriminado.

viernes, 21 de febrero de 2025

La imagen de los bipolares en los medios masivos



Alfred Hitchcock algunas vez dijo algo asi como: 
 
"La TV y el cine han hecho mucho por la psiquiatría: no sólo han difundido su existencia, sino que han contribuido a hacerla necesaria".

La imagen que proyectan los medios masivos de información y comunicación (o desinformación, diría yo) sobre las personas con trastorno bipolar o cualquier otro problema mental: Es la de individuos "locos". Se nos retrata como seres desquiciados, casi de ultratumba, comparables con Hannibal Lecter de *El silencio de los inocentes*: Maniáticos, descontrolados y peligrosos. No sé exactamente con qué fin se perpetúa esta imagen; tal vez sea para vender más, ya que parece que a muchas personas les atrae lo sensacionalista, lo truculento y lo violento. Al asociar los problemas mentales con la locura y el peligro, los medios crean un mundo imaginario que, para muchos, se confunde con la realidad. Uno de sus objetivos parece ser borrar la línea entre la ficción que construyen y el mundo real en el que vivimos.

Tomada de la internet DRA



Esta representación no nos ayuda en absoluto a quienes padecemos enfermedades mentales. La imagen que tienen de nosotros las personas comunes, influenciadas por los medios, es la de individuos peligrosos, victimarios, los "malos" de la película. Este concepto distorsionado puede llevar a que se nos vea como una amenaza en la vida real. Si alguien descubre que hemos visitado a un psiquiatra o que hemos estado internados en una clínica mental, es probable que nos miren raro e, incluso, que nos teman.

Sin embargo, la realidad es que, en muchas ocasiones, somos más víctimas que victimarios. Esta sociedad, que a menudo nos discrimina, nos aísla y se nos niega ayuda, pasa a menudo que se termina por desechar a personas con problemas mentales manejables, convirtiéndolas en indigentes abandonados en las calles.

Los medios también han creado una imagen distorsionada de las instituciones de salud mental. Las pintan como lugares oscuros, tenebrosos y llenos de "locos" sucios y peligrosos, encerrados en jaulas de alta seguridad y amarrados con camisas de fuerza. Estos "manicomios" no serían atendidos por médicos competentes, sino por "medicuchos" más locos que los propios pacientes, y no por personal de enfermería especializado, sino por "locólogos" que parecen sacados de una película de Frankenstein. Ante esta imagen, no es de extrañar que alguien con un problema mental tema ser internado en un lugar así. Y si se sabe que alguien ha estado en uno de estos sitios, automáticamente se le considera una persona rara y peligrosa.

No digo que no existan lugares donde los pacientes no reciban un trato adecuado; seguramente los hay. Pero también existen instituciones donde se trata a los pacientes con dignidad y se les ayuda a mejorar su calidad de vida. Yo estuve internado en una institución de salud mental, y mi experiencia fue completamente diferente a lo que los medios masivos de comunicación nos han hecho creer. El lugar donde estuve era similar a cualquier hospital o clínica, atendido por profesionales de la salud altamente capacitados, que saben lo que hacen y brindan un trato humano. Nunca vi a ningún "loco peligroso" (aunque es posible que existan en pabellones especiales), solo a personas con problemas mentales similares a los míos. Si no hubiera sido porque estaba dentro de esa institución, no habría podido distinguirlos de cualquier persona en la calle.

El estigma que los medios masivos han creado alrededor de las enfermedades mentales es difícil de erradicar. Sin embargo, desde espacios alternativos como este, y otros a los que podamos acceder, debemos trabajar para cambiar esta narrativa. Es importante que se sepa que la ciencia ha avanzado mucho en el tratamiento de los problemas mentales. Aunque en la mayoría de los casos no existe una cura definitiva, sí es posible manejar los síntomas y ayudar a las personas a llevar una vida lo más parecida a la normalidad, similar a la de quienes padecen otras enfermedades crónicas.

Acceder a medios masivos como la televisión, el cine o los principales diarios para cambiar estos conceptos erróneos es una tarea difícil. Sin embargo, en internet tenemos una oportunidad única. Este medio es como un mensaje en una botella lanzada al mar: Puede llegar a cualquier parte del mundo. Ojalá alguien lo encuentre, lo lea y lo comparta, para que más personas puedan conocer la realidad de quienes vivimos con trastorno bipolar y otros problemas mentales.

miércoles, 5 de febrero de 2025

No considero que una persona con trastorno bipolar, deba estar todo el tiempo sometida a una fuerte medicación


Realmente no considero que una persona afectada por un trastorno mental como el trastorno bipolar deba estar todo el tiempo sometida a una fuerte medicación, aunque no descarto que en algún momento deba someterse a tratamientos farmacológicos, opino que estos deben ser temporales y de ser necesario su uso de forma crónica, que se usen en dosis controladas y mínimas, esto porque en muchos casos se reciben una variedad de compuestos (polimedicación), donde después de haber salido de una crisis y habiéndola superado se pierde la capacidad de afrontar la vida por  misma y la persona se convierte en alguien que vive de acuerdo con lo que la medicación le produzca en cada instante de su quehacer cotidiano, es probable que las crisis mentales puedan convertir a quien las afecta en una persona con capacidades disminuidas, si se hace una comparación a como era antes de las crisis; sin embargo, esto depende del trastorno mental que se tenga y la fuerza en que se presenten las crisis, en muchas situaciones la persona puede llegar a estar igual a como se desempeñaba antes de una crisis mental; se considera que las medicinas no recuperan las capacidades mentales disminuidas si estas se presentan debidas a un trastorno mental, ya que estas no actúan como cura, si no como paliativo. 

Polimedicación para el trastorno bipolar


Si alguien que sufre de trastorno bipolar lee estas líneas ha pasado por un episodio maníaco de tipo fuerte denominado técnicamente como un episodio psicótico, muy parecido a un estado psicotico de una persona afectada por esquizofrenia y del cual no se diferencia sustancialmente, o como se puede decir por muchas personas que se tuvo un episodio de locura temporal, sabe que en esa vorágine donde se siente relativamente bien y principalmente de todo menos enfermo, donde se cree en esos momentos que se está sano y que enfermo se estaba antes, dondse percibe la medicación como la culpable de devolverte a un estado anterior donde todo es gris, estando en este estado se querrá de todo menos de tomar medicinas y no se estará dispuesto a tomarlas, por eso se critica a muchas personas cuando no quieren tomar tanta medicación y se les acusa que en ese momento piensan así porque están en un estado de manía aunque ya se haya superado este. Yo sentí claramente en mi primer episodio que no necesitaba de las medicinas para estar bien, sin embargo, después de superada la crisis y aun sintiéndome mal debido a estar sometido a fuertes calmantes acepté y aun lo acepto que fue necesario en esos momentos estar sometido a un tratamiento farmacológico. 

Considero que cuando se está en crisis nuestras actuaciones no son las más adecuadas y gracias a un insight (presentimiento) que he adquirido, sé cuando me estoy acercando a un estado anormal, entiendo claramente que entrar en un estado de manía no es bueno y es un síntoma claro de que mi trastorno me está afectando, por lo que debo acudir a pedir ayuda y de ser necesario a medicarme para eliminar este síntoma, también he aprendido a reconocer claramente cuando me encuentro en estado estable y que es posible actuar de forma adecuada sin necesidad de tomar medicinas o tomando muy pocas.  

Creer que si se lleva el tratamiento médico disciplinadamente la persona estará a salvo de las idas y venidas de la enfermedad es un error que creo que todos hemos cometido alguna vez. Lo que ocurre es que estas “altas expectativas” crean descontento o incluso frustración cuando no las vemos cumplidas, esto es un sofisma para decir que las medicinas si funcionan la mayoría de las veces y hay que estar medicado con medidas preventivas porque si no la enfermedad no se controla, considero que las medicinas no funcionan como medidas preventivas, las medicinas funcionan controlando ciertos  aspectos de la persona, para algunas y en determinadas condiciones puede ser necesario tomarlas de forma crónica y ser necesarias para poder la persona estar mejor que si no se toman; mi forma de ver las cosas lo puedo definir con la siguiente analogía, una persona que tiende a tener la presión alta debe tomar de forma crónica una medicina que provoca que su presión se mantenga en un nivel menor que si no la toma, una persona que tiende a estar agitada constantemente y que este síntoma no puede eliminarse de forma diferente a tomar un calmante que lo mantenga lento o apagado podría tener la obligación de tomar este calmante durante el resto de su vida, pero si se lograra por otros métodos que la persona pueda manejar su agitación y poder vivir de una forma aceptable a pesar de sentirse algo agitado, podría estar mejor sin tomar medicinas para calmarlo, un caso típico de un problema mental de lo mas grave (esquizofrenia) se tiene cuando una persona escucha voces, sobre las cuales se ha demostrado que con ciertos medicamentos pueden dejar de escucharlas, sin embargo, existen personas que escuchan voces y pueden convivir relativamente bien con esta situación y logran tener una vida aceptable a pesar de este síntoma indeseable. 

Soy del concepto de que: el tratamiento farmacológico para el trastorno bipolar no es preventivo, si no que es paliativo. Realmente no creo que una persona deba estar todo el tiempo sometida a una fuerte medicación, donde a veces se reciben una diversidad de compuestos al mismo tiempo (polimedicación), donde después de haber salido de una crisis y habiéndola superado se pierde la capacidad de afrontar la vida por  misma y la persona se convierte en alguien que vive de acuerdo con lo que la medicación le produzca en cada instante de su quehacer cotidiano, es probable que las crisis mentales puedan convertir a quien las afecta en una persona con capacidades disminuidas, si se hace una comparación a como se era antes estas, sin embargo, esto depende del trastorno mental que se tenga y la fuerza en que se presenten las crisis, se considera que las medicinas no recuperan estas capacidades, ya que estas no sirven como cura si no como paliativo que controlan síntomas, por lo tanto hay que adaptarse a vivir con esta merma de capacidades. 

Según como he venido viendo las medicinas para tratar problemas mentales me suscribo a una definición poco aceptada por la mayoría, en la cual se define que estas medicinas son básicamente psicofármacos que caben en dos tipos principales o son sustancias calmantes o son sustancias estimulantes las cuales actúan directamente sobre el funcionamiento de la mente de las personas modificando la forma en que funciona el cerebro y de esta manera producen alteraciones en el pensamiento, el sentimiento y la conducta, ademas estos medicamentos o psicofármacos ejercen sus efectos en cualquier persona que los tome, independientemente de si tienen o no una condición mental, sin embargo, los efectos psicoactivos producidas por algunos fármacos son médicamente útiles en situaciones específicas, actuando como se dice de paliativos al crear un estado cerebral alterado que puede suprimir o sustituir síntomas problemáticos en personas con manifestaciones de problemas mentales y de comportamiento; un ejemplo claro es el que se presenta cuando una persona afectada de trastorno bipolar llega a una crisis y la persona está en un estado de manía intensa, que es lo mismo que un estado de locura temporal, mediante psicofármacos de tipo de calmantes la pueden llevar a un estado de calma inducido que es preferible al estado alterado producido por una crisis de un trastorno mental. 

Resultado de imagen para Trastorno bipolar o maníaco depresión
No me considero un experto en medicina, ni pretendo demostrar teorías científicas sobre problemas mentales, hablo con base en las hipótesis que han publicado personas que considero poseen buenos conocimientos en el tratamiento de problemas mentales y que las comparo con lo que he sentido en mi quehacer cotidiano, dado que he experimentado las diferentes opciones como lo es estar o no estar medicado con fuertes psicofármacos en años anteriores entre hace 35 años hasta hace unos 8 añoscomo también en los últimos 8 años donde he estado medicado de forma crónica con unos psicofármacos menos fuertes y en dosis menores o he suspendido dicha medicación. 

Gracias a mi experiencia con estos sentimientos encontrados que me afectan, he descubierto que el sentirme bien no depende de estar o no medicado, o mejor dicho no depende de estar afectado o no por un trastorno mental, el diario vivir y la forma en que afronto la vida y las condiciones en las que transcurre mi vida son las que me hacen sentir bien o mal, los síntomas de mi problema mental cuando estos aparecen son un factor entre varios que pueden hacerme sentir mal, aunque también hay que decirlo han hecho que me haya sentido bien sin que haya debido estarlo, por esto mismo pienso que este problema mental que me afecta algunas veces deba convertirse en un estado de constante problema al tener que tomar diariamente unas medicinas que me cambian la forma de actuar en todo momento. 

Con base en lo que he vivido me inclino por pensar que lo mío no es un problema menor, que requiere de pronto de ayuda externa y del uso de químicos, pero en este momento no se tiene un protocolo científicamente probado y claro para mi tratamiento y lo que hago es con base en lo vivido: He definido mi forma de tratarme, tratando de estar un máximo de tiempo libre de sustancias externas tóxicas pero de pronto necesarias en algunos momentos. Bien sea que realmente no tenga ninguna enfermedad y solo sea un problema de adaptación pero he sufrido por comportamientos que he tenido, que no son muy comunes, que no están bien vistos, que han afectado a otros y a mí mismo, por lo que he necesitado de algo que me ayude a corregirlos, en algunas oportunidades, ese algo que ha sido llamado como se quiera: Medicinas, drogas, psicofármacos o psicoactivos, han hecho que me pueda sentir mejor de ciertas características de mi comportamiento y que actué más normalmente ante la sociedad, pero sin excluir sus efectos malucos.  En mi caso creo que si tengo un problema mental, que se puede decir grave, que necesito ayuda externa y tomar fuertes psicofármacos en los episodios de crisis, que afortunadamente han sido muy pocos, sin embargo, he sentido también que he podido vivir relativamente bien, sin tomar medicinas cuando tengo periodos de estabilidad emocional, que es la mayor parte del tiempo o tomando un mínimo de estas cuando tengo desbalances leves para evitar llegar a una crisis. 

jueves, 5 de diciembre de 2024

Sobrellevando mi problema mental sin medicamentos

Sobre mi situación actual he hablado en mis últimas entradas, la cual ha ido cambiando y se puede decir que estoy mejor desde los diferentes aspectos de mi vida.

Ya estoy un poco más maduro (para el 2024 tengo 58 años), estoy completando seis décadas de vida, tengo una estabilidad financiera y de nuevo he logrado estar en una relación sentimental donde me siento pleno.  Pero, como el tema principal de este blog es hablar sobre el trastorno bipolar pues presentaré mi situación respecto a este.




Puedo afirmar que llevo alrededor de varios años sin tomar medicación constante, para lograr vivir bien aun padeciendo trastorno bipolar y poder interactuar de forma normal ante las demás personas he mantenido con autocontrol los inconvenientes que mi condición provoca, realizo mis actividades cotidianas de forma estructurada para estar equilibrado respecto a mis emociones, esto con el fin de evitar subidas y bajadas de ánimo, sin embargo, presento cambios en mi estado de ánimo que de pronto pueden ser muy similares a lo que puede sentir una persona sin mi condición, aunque en varias oportunidades siento que estas sobrepasan la normalidad; entonces para que en mis subidas realice pocas acciones, que sean adecuadas y no tome malas decisiones, para que luego en mis estados bajos realice acciones adecuadas y tome decisiones acertadas

Para lograr el autocontrol a que me refiero tengo que estar constantemente evaluando los resultados de lo que hago y tengo que afrontar lo que se siente cuando mis emociones se alborotan, esto implica que en mis subidas pueda sentirme bien pero ser consciente que debo evitar seguir subiendo, que debo parar, no debo tomar decisiones apresuradas, no crear situaciones que puedan afectar negativamente a otros, en el otro extremo cuando baja mi animo aunque puedo sentirme mal, ser consiente que no es el fin, que es un estado indeseable pero se puede vivir, se que debo realizar mis actividades aun sin tener muchas ganas de hacerlas, se que en estado bajo al ser demasiado crítico puedo y debo tomar decisiones, no debo crear situaciones que puedan afectarme negativamente, no debo aislarme de las otras personas, no debo pensar o creer que los demás están en mi contra o que tienen la culpa de lo que me esta pasando y antes tratar de relacionarme aunque me cuesta dificultad.


Cuando estoy en un estado que llamaré anormal o alterado debo luchar contra los fantasmas, aunque los sienta presentes entender que estos no existen que aunque mis sentimientos no son lo que deben ser poder actuar de forma adecuada mientras regreso a un estado normal.

Respecto a los medicamentos considero que estos tienen su utilidad, no soy negacionista respecto a su funcionamiento pero no estoy de acuerdo con la forma actual de prescribirlos.

Soy consciente que mi autocontrol puede fallar y en este caso acepto que puede ser útil tomar medicamentos, por eso a mi alrededor tengo personas las cuales me conocen porque han vivido conmigo en mis estados alterados o personas que no lo han vivido pero que les hago saber lo que son estos estados y que en caso de que llegue a un estado de descontrol ayudarme y aun en contra de mi voluntad frenarme; para eso están unos medicamentos que tengo a mano y puedo tomar en caso de ser necesario, aclaro que es en contra de mi voluntad pero cuando estoy realmente en un estado alterado, no en contra de mi voluntad de cuando estoy equilibrado que es casi siempre.

Aplicando esto que he escrito antes es que últimamente he podido vivir como una persona cualquiera, a pesar de aceptar que tengo trastorno bipolar o un problema mental que se asimila a lo que se denomina como bipolaridad, se que esta condición estará permanentemente presente, aunque a veces pueda sentirme también en estado de normalidad.

viernes, 8 de noviembre de 2024

De nuevo suspendiendo los medicamentos

Después de llegar a una estabilidad en mis emociones, veo la necesidad de poder rendir mejor en mi vida diaria, he tomado de nuevo la decisión de suspender las medicinas, de todos modos la suspensión la hago de forma paulatina, para que mi organismo no se descompense de forma inmediata, para que pueda alcanzar una normalidad en la forma de comportarme, a la vez sentir que soy yo mismo, sin estar afectado por las sensaciones que  me inducen los medicamentos.




Esto de dejar los medicamentos para una persona, que como yo ha sido catalogada como afectada por un trastorno mental, es una situación complicada, ya que muchos consideran no es buena, es la opinión de casi todos los psiquis, la familia y otras personas que saben que uno tiene problemas mentales, es difícil, pero resulta que para mi concepto y para mi caso es algo que es necesario para poder rendir adecuadamente en el aspecto laboral; cuando se está medicado uno está calmado y es lo mas parecido a una persona normal, sin embargo, es muy complicado hacer todas las cosas que puede hacer una persona promedio, como ser productivo laboralmente, los medicamentos que estoy tomando hacen que este demasiado tiempo durmiendo y si no es durmiendo, bastante apagado y somnoliento, siento que no puedo fluir en mi vida diaria, cuando los dejo veo que puedo producir mejor aunque a veces puedo acelerarme, que es lo que tendría que saber manejar sin medicamentos, además de poder dormir lo suficiente, para lograrlo tengo que apegarme a llevar una vida muy juiciosa, ordenada, que puede ser aburrida para muchos y también en algo para mi, sin embargo, es preferible a tener una existencia afectada por los efectos de las drogas psiquiátricas recetadas.

Para poder sobrellevar mi vida viviendo en sociedad, debo autocontrolar mis emociones y  comportarme de forma normal aun sin tomar drogas, para esto debo apegarme a unas rutinas diarias y estar analizando mis emociones, tomo esta decisión además porque he sentido que estoy estabilizado, no estoy tomando la decisión de dejar los medicamentos cuando estoy en esa etapa de sentirme bien y que soy capaz de cualquier cosa, en este momento no me siento tan  feliz, estoy mas bien algo bajo de emociones pero muy aterrizado y llevo algo de tiempo así, en mi situación no cuento con nadie que avale esta situación; en otras oportunidades he dejado los medicamentos psiquiátricos, logrando hacer las cosas como las pueden hacer las personas normales, el inconveniente viene después cuando de nuevo llego a una etapa de desbalances y que puedo perder el control de mis actuaciones, para esto pueden pasar varios días, meses y hasta años, últimamente como en las veces anteriores, cuando veo señales de alarma principalmente que dejo de dormir un mínimo número de horas y siento que me acelero mas de la cuenta, ahi de nuevo vuelvo a tomar medicinas que me frenan y me ponen lento pero que tomo antes de que la situación me cause problemas fuertes, he logrado evitar problemas graves y poder vivir mejor las etapas que logro ser yo mismo sin tomar medicinas, y cuando decido de nuevo tomarlas lo único que me pasa es que de nuevo me vuelvo lento y rebajo mi capacidad productiva al mínimo, pero prefiero esto a desbocar mis emociones y tener problemas con mi entorno, esta situación la he manejado así en los últimos años, en los cuales pienso he podido vivir de buena forma aunque no me haya sentido todo el tiempo bien.

Digo porque si es de sentirme bien todo el tiempo, esto lo puedo lograr mejor con las drogas psiquiátricas las que me hacen estar muy calmado todo el tiempo y hace que no me preocupe mayor cosa de lo que me esta pasando alrededor, la vida pasa entonces de forma mas fácil y se puede tener una sensación de felicidad, pero cuando reflexiono veo que esto no es una existencia plena, el dejar los medicamentos y poder vivir acoplado dentro de mi entorno social implica un gran esfuerzo, sin esa sensación de felicidad.

El poder producir y vivir sin tomar medicinas psiquiátricas durante largos períodos es algo que he logrado varias veces, donde mi vida no ha sido fácil, pienso que tampoco lo es para una persona promedio, reflexionando veo que en esos momentos he vivido de forma plena, donde el diario vivir es complicado pero siento que ha valido la pena este esfuerzo.







jueves, 3 de octubre de 2024

Delirio

  Delirio de Laura Restrepo, narra de una forma muy realista las euforias y las melancolías de Agustina Londoño quien es la protagonista de la novela.

 
   Este libro me gustó, lo leí hace poco, soy dado desde mucho antes de saber exactamente como se denomina técnicamente al problema que sufro, leer libros sobre personajes o de escritores que sufren de problemas mentales, sobre todos los similares a la dolencia que tengo. Creo que, por eso me han gustado los libros de Poe, Hemingway, Virginia Wolf, Dostoyevsky y en este caso la Novela Delirio desde la vez que lo vi en una vitrina de una librería, me interesó por el título y por las referencias que tenía de Laura Restrepo.

   Delirio es para leerlo, disfrutarlo, y sacar muchas conclusiones de él; se trata de la vida de una pareja en la cual uno de los integrantes sufre de una dolencia mental que  entra y sale de delirios; la otra sobrelleva el problema sin saber muchas veces que hacer, perdido entre los problemas de pareja, de la relación con las familias de cada uno, sobre todo la relación con la familia de la afectada por el problema mental. 


   Muestra el sufrimiento del paciente mental como de su pareja y su movimiento en el entorno que muchas veces no ayuda, no es una novela rosa pero tampoco es cruel, es más bien algo del realismo magico de la cruel Colombia.


 

 



sábado, 7 de septiembre de 2024

Entre la Razón y la Locura: Un Viaje Personal a Través del Trastorno Bipolar

Los hombres me han llamado loco; pero todavía no se ha resuelto si la locura es la forma más elevada de la inteligencia. ¿Acaso lo glorioso y lo profundo no surgen de una enfermedad del pensamiento, de estados de ánimo exaltados a expensas del intelecto general? Aquellos que sueñan de día conocen muchas cosas que escapan a los que sueñan solo de noche. En sus visiones, obtienen atisbos de eternidad, y al despertar, se estremecen al descubrir que han estado al borde de un gran secreto.

Concedo que hay dos estados distintos en mi existencia mental: un estado de razón lúcida y otro de sombra y duda. Sí, soy un loco, aunque solo actúo de forma anormal en raras ocasiones.

En 1984, fui internado en una institución para personas con problemas mentales. No era tan cruel como los manicomios de las películas. Estuve allí cerca de tres semanas, quizá más. Mi diagnóstico fue de psicosis maníaco-depresiva, conocida hoy como trastorno bipolar tipo I. Después de la hospitalización, entré en remisión, aunque medicado, y logré volver a un estado de equilibrio mental durante muchos años.

Las huellas de mi paso por esa institución aún persisten. No fue solo el hecho de estar allí, sino el temor de haber estado loco y de que podría enloquecer nuevamente. En 2024, tengo más claro que en mi adolescencia sufrí una crisis mental, que en mi caso se debió a que tengo una condición denominada trastorno bipolar.

El trastorno bipolar que no es una enfermedad es el nombre más elegante con el que se renombró al anterior término trastorno maníaco depresivo,  a pesar que ahora ahora suena menos a locura, nuestra condición sigue siendo vista con estigma. 

Para muchos, un trastorno mental no es más que locura, y quien lo padece es simplemente un "loco".

Foto extraída de la internet, una foto que hace parte de la película Entre la razón y la locura



Escribo sobre mi problema mental, aunque sé que no todos encontrarán este tema interesante. La sociedad, aunque ha avanzado en la aceptación del diferente, todavía discrimina a quienes padecemos trastornos mentales, es vital entender que no somos seres de otro mundo; somos personas que luchamos con problemas de la mente y que, gracias a los avances científicos o a pesar de estos, podemos manejarlos 

Mis estados de locura han ocupado un mínimo tiempo en mi vida, yo actúo de manera normal casi siempre, en esos raros momentos, siento una infinita sabiduría, como si despertara a una realidad diferente, un estado de clarividencia que resulta abrumador, pero al final, siempre vuelvo a la realidad.

Sí, soy un loco más, pero estar loco es para mí un estado temporal. La mayoría del tiempo soy una persona cuerda, viviendo entre esos raros episodios que me recuerdan la delgada línea entre la locura y la claridad mental.

Nota: La primera parte de este artículo, aunque parece haber sido escrita por mí, no lo es. Es un fragmento de Eleonora, un cuento de Edgar Allan Poe. Sin embargo, sus palabras resuenan profundamente conmigo, como si describieran exactamente lo que siento en ciertos momentos; se podría decir que este párrafo lo escribí yo, por lo que sería mío por derecho casual.


Puedes encontrar una versión prologada e ilustrada de Eleonora en mi blog: en el cuento Eleonora por Poe. dónde aparece este párrafo.