martes, 12 de julio de 2011

llorar y no saber por que

Como anoté  en el post anterior estoy en cierta estabilidad por lo que puedo decir que superé mi última crisis, pero hace unos días estando en mi última depresion encontré esta entrada que no siendo de mi autoría describe lo que se siente en este estado de depresión, quise en ese momento pegarla en mi blog pero no lo hice hasta no tener una autorizacion de su autor, la cual tengo.

Copiada textualmente del blog soy bipolar

En la garganta se forma un nudo. Nada te lo puede aliviar. Sabes que tienes problemas pero ninguno es el motivo de tu malestar. Puede ser de todo o de nada y muy difícil se te hará saberlo. Necesitas que algo o alguien te escuche. Mala combinación. Ese nudo no te dejará hablar.

Vas por los sitios dando tumbos, fijado en tu desdicha sin entender porque te ha tocado a ti. Te dejas llevar, pensando en que todo se calmará. Pero dura más de lo que esperas. Esperas saber cual es el motivo que te tiene hundido. Obviamente, la razón eres tú o lo es todo. Insistes en que ésto no te puede estar pasando a ti. ¿Y si existe el karma? Pero si hace tiempo que no salgo de casa.

Solo te queda aguantar, ya que por dentro de ti sabes que es algo pasajero. Volverás a ver las cosas de otro color y te reirás de los que lloran por las esquinas. Pero, mientras tanto, no te queda otro motivo que aguantar lo que toca. Llorarás muchas veces más, sin saber qué te tiene tan destrozado.

Replicas a los santos del cielo que qué has podido hacer en ésta u otra vida. Agarras la tarjeta de crédito y harás lo único que te hará sentir bien, porque ni la buena compañía, ni la charla, ni las plegarias te podrán hacer sentir bien. Solo necesitas un poco de saldo en la tarjeta e ir gastando hasta no saber qué comprar. Pero ves, que solo es temporal y vuelves a estar sumido en la misma mierda una vez más.

La vida puede ser dura y, en nuestro caso, mucho más. No nos queda más remedio que llorar para sentirnos bien. Llorar y tener un pañuelo siempre cerca, convertido en forma de persona que pueda entender qué tienes en tu cabeza. Poco a poco vivirás menos sentimientos de esta índole, pero para llegar a la recuperación no queda otra que aguantar los achaques de esta enfermedad, tan tirana y solitaria.

Pero podremos contar que pasamos tiempos duros, pero nada consiguió reducirnos. La soledad no es más que lo que puedas tener en la cabeza. El optimismo te ayudará, aunque cueste ver luces al final de la escalera. Seguimos así, escalón a escalón nos vamos acercando al cielo.

2 comentarios:

  1. Es exactamente lo que siento muchas veces, en estos momentos estoy así, otra vez en una de esas crisis que no te dejan en paz, que te asfixian sin piedad.

    Me alegra saber que tu ahora has superado tu ultima crisis.

    Un saludo
    An.

    ResponderBorrar
  2. Putas enfermedades... Preferiría tener cáncer, porque porlomenos tienes ganas de vivir...

    ResponderBorrar