Estoy reposteando una entrada escrita por una escritora que se nombra como nosoyyosoyyo
La flor que
crece en el desierto, sedienta, reza por lluvias, por tormentas. Las estrellas
por las noches le contaron historias de lugares en el mundo donde el agua cae
desde el cielo e inunda todo. La flor imagina esos lugares y sufre.
Durante el día la flor ruega que el sol la abandone un poco, hace tanto
calor que se siente incinerar, no tiene tregua, es fuego en medio de tanta
arena.
La flor del
desierto está sola, en medio de la nada. Sueña con rodearse de unos ojos que la
contemplen o le sientan su perfume; de un picaflor que disfrute de su néctar o
de ser simplemente una más en el paisaje, aunque pase desapercibida y sea
ordinaria junto a otras iguales, pero con la tranquilidad de estar en el mundo
para el que debería haber sido creada.
La flor está
muriendo día a día, no está hecha para ese lugar, simplemente fue una semilla
que alguien dejó caer y la trajo hasta allí. La flor sufre, pero se la ve tan
bella… tan colorida… tan única… pero sufre, ella no está preparada para ese
ambiente tan extremo con el que lucha su suprema delicadeza, su vulnerable capa
de dulzura.
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