sábado, 12 de diciembre de 2020

Las enfermedades mentales son una invención

¿A que se deben los trastornos mentales?

De acuerdo con el libro "La invención de trastornos mentales"

 

Los autores Héctor González Pardo y Marino Pérez Álvarez plantean la hipótesis que las enfermedades mentales son una invención moderna, porque con base en los problemas mentales de las personas se ha creado mediante estrategias de mercadeo un constructo denominado “enfermedad mental”, donde se ha definido un marco teórico aceptado por la mayoría de la comunidad psiquiátrica y psicológica, afirmando que se tiene una sólida base científica que permite afirmar que los problemas mentales se deben a enfermedades que afectan directamente al cerebro como órgano; diciendo que los desequilibrios mentales se deben a deficiencias o excesos en los neuroquímicos.

Con base en la premisa de tener el problema “enfermedad mental” se crea la solución a este: Darle el mismo trato que se les da a las demás enfermedades de los demás órganos y curarlas mediante las medicinas la cuales corrigen los desequilibrios químicos del cerebro.

Se ha creado entonces la estrategia para poder vender y comercializar los medicamentos para la cura de las enfermedades mentales y como inicialmente se tenían definidas pocas enfermedades mentales, se pasó a configurar los diversos problemas de comportamiento en la vida diaria de las personas como enfermedades mentales y por lo tanto se creó un gran negocio que ha logrado ganancias exorbitantes en los últimos años.

En el libro se plantea que la forma como se vienen manejando los problemas mentales de las personas no es la más adecuada, sobre todo porque se viene manejando un esquema de marketing de los medicamentos denominados psicofármacos, los cuales para poder venderse se les crea un nicho de mercado con base en definiciones de problemas mentales (lo que ellos denominan la invención de trastornos mentales o enfermedades mentales) los cuales inicialmente no son bien claros, pero que después con el tiempo y con base en la manipulación de la información por parte de los medios, de las redes sociales, como de muchos integrantes de la comunidad médica y basándose de estrategias comerciales, se convierten en concisos y claros, permitiendo vender los medicamentos que los curan en grandes cantidades. En resumen, la psiquiatría y psicología actual en general están más interesadas en mantener un negocio que en la salud mental de las personas.

En la reseña del libro se dice lo siguiente: "Durante las últimas décadas han aumentado tanto el número de personas aquejadas de trastornos mentales como el número de terapias farmacológicas, psicológicas y de otra índole para su tratamiento. ¿Nos encontramos ante una nueva epidemia debida a nuestro estilo de vida actual o existen otras razones que explican el aparente deterioro de nuestra salud mental? En este libro, dos investigadores y profesores universitarios, expertos en Psicofarmacología y Psicología clínica, proponen y justifican con todo rigor una provocativa, y seguramente polémica, teoría acerca de la invención de distintas categorías de trastornos mentales. La creación y propagación de éstas últimas tiene mucho que ver con los intereses comerciales de la industria farmacéutica y con la complacencia de profesionales y pacientes. Los autores han investigado a fondo la evidencia científica acerca de la naturaleza de los trastornos mentales y de sus tratamientos. La conclusión del análisis realizado pone de manifiesto que considerar los trastornos mentales como enfermedades es sencillamente una falacia. Frente al modelo rígido de «enfermedad mental», los autores proponen una visión más abierta de tipo contextual, centrada en las circunstancias personales, en la que se escucha a las personas en vez de a los fármacos."

 

Para los autores del libro según una cita textual de un aparte del libro:

“Los <<trastornos mentales>>, lejos de ser las supuestas entidades naturales de base biológica que buena parte de la psiquiatría actual pretende hacer creer, serían entidades construidas de carácter histórico social, más sujetas a los vaivenes de la vida que a los desequilibrios neuroquímicos, en resumen, son más del orden de los problemas de la vida que de la biología y más de la persona que de su cerebro”