Loco o bipolar

Diario de una persona que a los 16 de pronto enloqueció, luego a los 40 cree descubrir que es bipolar y en este momento con medio siglo en este mundo, no tiene claro que es lo que tiene.

lunes, 24 de noviembre de 2014

hablando sobre la CREATIVIDAD EN LA ENFERMEDAD MENTAL

Es posible que en algunas de las personas con capacidad creativa, exista cierta tendencia a un desequilibrio mental, pero no todas las personas con desequilibrios mentales tienen capacidad creativa, ni todos los que poseen capacidad creativa tienen tendencia a un desequilibrio mental.

Soy del concepto que la persona tiene sus dones o no, independientemente de que se tenga un problema mental, una persona simplemente tiene la capacidad de crear o no, el problema mental en una persona con capacidades artísticas, es posible que sea una cierta ventaja sobre los demás y es que como tiene la capacidad de describir los sentimientos de forma artística, cuando se tienen estos estados alterados y se conserva al mismo tiempo la capacidad creativa, se pueden mostrar a las personas situaciones, que no pueden mostrar quien no sufre de desequilibrio alguno.  Como lo diría Poe en uno de sus cuentos "Los hombres me han llamado loco; pero todavía no se ha resuelto la cuestión de si la locura es o no la forma más elevada de la inteligencia, si mucho de lo glorioso, si todo lo profundo, no surgen de una enfermedad del pensamiento, de estados de ánimo exaltados a expensas del intelecto general.
Aquellos que sueñan de día, conocen muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche" y es que la morbosidad de las personas se ve recreada cuando se habla de desequilibrios mentales y cuando estas personas son los personajes de las historias de ficción, pero no necesariamente quienes las escriben deben estar desequilibrados.

Sin embargo, como he dicho anteriormente, si la enfermedad se acentúa o esta fuera de control la persona afectada pierde la creatividad, se llega a estados extremos donde se desborda completamente la realidad, donde lo que se dice pierde su valor estético y donde la persona se sentirá completamente desgraciada o infeliz, por lo que se pierde la capacidad como creador artístico, este es el momento cuando muchos han decidido dejar este mundo, cuando los hemos perdido para siempre, habiendo podido ser productivos por un tiempo mas.

He estado leyendo varias cosas, entre estas me llamo la atención un comentario sobre una entrada de este blog y específicamente sobre si la bipolaridad es un don o si los bipolares son mas brillantes o no que las personas que no lo son:

"Maria Dolores hablando sobre la CREATIVIDAD EN ENFERMEDAD MENTAL
Podríamos decir que existen dos tipos de “creatividad”
Una se maneja a nivel consciente y la procesa la corteza cerebral. Es la creatividad técnica, la de los arquitectos, la de los ingenieros y en general la de las personas que deben, por su profesión, ejercer, crear cosas utilitarias con buen gusto.

Este tipo de creatividad se puede dar en personas con talento y en personas sin mucho gusto estético.

Pero entendemos por verdadera creatividad la que nace del inconsciente.

Te explico. Existe lo que llamamos “el talento del inconsciente” que es mil veces mayor que el talento consciente. El cien por ciento de los grandes inventos, esos que han cambiado el estilo de vida de la humanidad se han hecho “soñando” o cuando el científico está distraído, es decir, cuando el consciente está descuidado y el talento del inconsciente aprovecha para servir en bandeja de plata sus creaciones. Entre estos grandes inventos te puedo mencionar la producción industrial de la insulina, la máquina de coser, e incluso la bomba atómica, que se le ocurrió al científico mientras estaba atento a que cambiara la luz del semáforo.

¿Quién es un gran artista? Alguien muy “poseído” por su propio inconsciente. El inconsciente, cuando toma cuenta de la maquinaria humana, hace perder la libre autodeterminación y albedrío, pues se manifiesta cuando quiere. Y a eso se debe que en general los artistas y creativos sean personas muy desequilibradas pues son manejadas por su propio inconsciente. No se puede hablar de enfermedad mental sino en casos extremos en que el consciente ya no pueda manejar esa tremenda erupción que emerge de las capas profundas de la mente.

Todo los que propicia la libre expresión del inconsciente genera una cierta inestabilidad. Y una enfermedad mental puede generar esta manifestación inconsciente que por analogía con la hemorragia se llama psicorragia. Pero no es que los creativos sean enfermos mentales, sino al revés, la enfermedad puede inducir a la manifestación inconsciente como creatividad, pero igual lo puede inducir la droga, un golpe en la cabeza, una fiebre alta etc.

Repito, no es que los creativos sean enfermos sino que la enfermedad puede propiciar la creatividad al disminuir la acción reguladora del consciente."


Es un texto que parece bastante enredado, pero que leyéndolo poco a poco, trata de algo que he sentido y es que cuando estoy en estado de hipomanía, saco cosas desde el subconsciente que no hago cuando estoy en estado normal, muchas veces y casi siempre salen incoherencias, sin embargo, pienso que algunas veces he sacado a flote sentimientos, los he plasmado por escrito y me parecen que son de algún valor estético.

También encontré una cita en un blog sobre la locura y como afecta o puede ayudar a la creatividad artística que dice:

"si una minoría de la población comparte un desequilibrio mental, es a eso a lo que se llamará locura. Si la comparten millones de personas se le llamará religión, cultura, democracia, seguridad nacional, moda".

Hay una serie de ejemplos de escritores famosos que fueron afectados por problemas de la mente y que escribieron obras interesantes gracias a la locura o a pesar de ella:


"En el concepto de locura que se maneja en occidente desde hace dos siglos (la nomenclatura clínica que distingue las fronteras y los grados de desequilibrio y agresión), hay varios artistas que han sido designados como paradigmas de la locura creadora y encerrados en sanatorios: Artaud, Camille Claudel, Raúl Gomez Jattin, Virginia Woolf, Leopoldo María Panero. Del caso de Artaud como del de Van Gogh, ambos tenidos hoy como esquizoides, es fácil tener noticias y perspectivas: están sus cartas, sus diarios, sus obras, sus autorretratos, su leyenda. El caso de Camille Claudel, amante del escultor Rodin, hermana del dramaturgo Paul Claudel es menos conocido pero hay biografía (Anne Delbee) y película [ella pasó la mitad de su vida encerrada en un manicomio diagnosticada con neurastenia y proscrita por orden de su familia avergonzada]. Virginia Woolf resuelve su suerte arrojándose a las aguas del río Ouse en el pico de su lucha contra la maniacodepresión, que en las categorías del presente es conocida como trastorno bipolar. Gómez Jattin, uno de los grandes poetas colombianos, y Leopoldo María Panero en España, presentan ambos un cuadro de analogías sorprendentes en esa categoría que puede llamarse locura poética. Ambos padecieron cuadros clínicos que los convirtieron en clientes de sanatorios (alucinaciones visuales y auditivas, esquizofrenia), ambos tienen una elevada estima de la figura del padre, pero un problema casi edipiano con la figura materna, ambos fueron grandes poetas, ambos han escrito después de atravesar profundas crisis. En el caso de Jattin, el desarrollo de su obra en volumen, calidad y precisión disminuye en la medida que se incrementan las crisis y los internamientos. En el caso de Panero hay una descomposición lingüística y métrica entre sus poemas de los años 70s y 80s a los del decenio que van del 90 al 2000. ¿La descomposición de la capacidad de creación puede indicar que la locura poética va en detrimento de la capacidad creativa? No me interesa qué la causa, ni cómo se combate, sino de qué forma hay que asumir el papel de la locura dentro de la imaginación creadora"

Dentro de estos escritores puedo citar también a Poe, quien dejo este mundo apenas con 40 años quien sufrió debido a problemas mentales, que no estaban clasificados para su época, pero que lo afectaron fuertemente, sus desbalances lo inspiraron escribir grandes obras, aunque también lo llevaron a una muerte prematura, ya que intento suicidarse varias veces en su ultimo año de vida y su muerte aunque no fue un suicidio directo, si tuvo que ver con una crisis mental que lo llevo a ingerir alcohol sin control, lo que al final desembocó en su muerte.




jueves, 20 de noviembre de 2014

Siguiendo mi irresponsabilidad con los medicamentos

Después de cumplir un mes sin tomar ningún medicamento, pero también juicioso de no tomar nada que afecte la mente, como psicoactivos o licor, vuelvo de nuevo a un estado de inestabilidad, como siempre los síntomas: Insomnio e hipomanía, que empiezan levemente pero se van incrementando hasta cuando me veo en la necesidad de pararlos, empiezo entonces con un hipnótico que me para en seco, pero con efectos secundarios muy malucos ademas del rebote hacia la depresión.

Es el segundo desbalance que sufro después de haber suspendido todos los medicamentos, que al igual que cuando tomaba el estabilizador de ánimo, se presentan en mi de forma mas o menos periódica, sin embargo, para mi fortuna no han sido demasiado extremos y no me han dejado consecuencias.

Mi esposa y mi familia me conocen, parece saben como soportarme, a la vez que me ayudan en los trances de mis subidas y bajadas, saben que soy impulsivo por lo que tratan de no contradecirme, pero a la vez cuidan de que no haga cosas indebidas, saben que no pueden dejar que lleve a cabo mis grandes proyectos (porque serían un fracaso seguro), ni dejan que maneje mucho dinero porque lo derrocho en estos días.

En este momento estoy en el límite entre la hipomanía y la depresión, por las mañanas me levanto dificultosamente y sintiéndome mal animícamente, luego por las tardes me siento mas normal y de pronto me siento indebidamente contento, mis labores en estos días son muy descoordinadas, olvido algo que voy a hacer y hago lo que no tengo que hacer, embolato cosas y puedo perder objetos personales como billetera, celular, relojes o documentos importantes, por la noche siento que estoy otra vez hipomaníaco pero con las gotas para dormir me freno nuevamente hasta el otro día.

Las ultimas noches las he dormido profundamente y me levanto bastante tarde, por lo que no he sido muy productivo que digamos, afortunadamente estoy sin un trabajo que me obligue a cumplir horarios, como tampoco tengo ningún proyecto que me implique cumplir con algún compromiso, sin embargo, hoy tengo una entrevista para mirar si obtengo un pequeño proyecto, para definir su costo, sus alcances y si logro acordarlo con el cliente, espero me vaya bien y pueda hacer el contrato.

Se que tener una responsabilidad me obliga a tener que entrar de nuevo en la estabilidad, tener que hacer las cosas a su debido tiempo y de buena manera.








miércoles, 12 de noviembre de 2014

La salud mental es más importante que la psiquiatría

A continuación presento un articulo de un psiquiatra que habla sobre que: En la época actual se le esta dando demasiada importancia a la psiquiatría, mas que lo que debe hacer como función principal.



Tomado del blog: Desde el manicomio

Desde el manicomio


http://desdeelmanicomio.blogspot.com/2014/10/la-salud-mental-es-mas-importante-que.html

La salud mental es más importante que la psiquiatría


Trabajo en un lugar llamado Instituto Nacional de Salud Mental. Desde luego, no existe definición completamente satisfactoria de lo que es "salud mental", y no la hay siquiera de lo que es simplemente "salud". Pero intuitivamente uno puede asumir que salud mental tiene que ver con la forma en que vivimos, nuestro estilo de vida y la escala de valores respecto a lo que consideramos prioritario o de segundo orden en nuestra conducta y nuestro diario quehacer.

Cada vez son más frecuentes las consultas cuyo motivo no es una enfermedad psiquiátrica en el sentido clásico del término (esto es, por melancolía, esquizofrenia, psicosis maniaco-depresiva o trastorno obsesivo-compulsivo) sino por vicisitudes de la vida humana cotidiana o por los golpes del destino ("los heraldos negros que nos manda la muerte", al decir vallejiano) y que no pueden capearse.

Pero hablar de salud mental y estilo de vida no necesariamente es asunto que los médicos saben y dominan por el solo hecho de ser médicos. Muy por el contrario, muchas veces los médicos tienen un estilo de vida insano y penoso: consumista, crematístico, acumulatorio, trabajólico. Y si, en el caso de los psiquiatras, han cedido a la psiquiatrización y psicofarmacologización galopante de la existencia humana, muy probablemente quien acude a la consulta podría salir con una receta de psicofármacos endilgada, y de más de un psicofármaco probablemente, aunque ninguno realmente necesario, y menos dos o tres.

Se establece así un círculo vicioso y penoso (gente que acude por un sinsabor de su existencia y sale diagnosticada como "Bipolar II", personas que tienen dificultades en su adaptación por diversas contingencias vitales y resultan siendo supuestos casos de "TDAH del adulto"). Y aunque la consulta psiquiátrica sigue siendo resistida y estigmatizada (en estos casos con justa razón), cada vez más son los psicólogos que recomiendan a sus usuarios que visiten al psiquiatra "para que los mediquen y resulte mejor la terapia". No hay escapatoria en muchos casos así.

Carentes del soporte social que otrora brindaban los parientes provectos y experimentados, los ancianos de la tribu, los pastores de la grey, ahora los psiquiatras bisoños, muchas veces premunidos apenas de su ingenua buena intención y de su arsenal de psicofármacos, se yerguen como árbitros de la normalidad y la anormalidad (y el médico usualmente conoce solo y a lo más de anormalidades) con los resultados lamentables y consiguientes que vemos cotidianamente por doquier.

Textos como el de Ortiz-Lobo (autor del imprescindible Hacia una psiquiatría crítica) que ahora traemos a colación: El malestar que producen los problemas de la vida, propende justamente a que seamos capaces de desdiagnosticar y desmedicalizar eventos y sinsabores de la existencia que llegan a nuestra consulta y reconozcamos y restablezcamos los sistemas homeostáticos de individuo, familia y colectivo grupal, sin la muleta espuria del DSM y los ISRS's, a los que somos tan acríticamente adictos.

Pienso en que un granito de arena ponemos nosotros al viento cuando despachamos a los rotantes de nuestra emergencia psiquiátrica al promediar la temprana tarde rumbo a sus enamoradas(os), sus pasatiempos favoritos, sus horas de solaz y esparcimiento feliz con el recordatorio de que cuiden su salud mental pues, más que la psiquiatría, esta es la primera que debemos conocer, respetar, mimar y nunca descuidar.

martes, 28 de octubre de 2014

Un mes sin tomar medicamentos para el trastorno bipolar

Llevo ya como un mes sin tomar ningún medicamento, me siento bien, sin síntomas de desbalances, el insomnio que sentí en los días que suspendí el medicamento de control ha desaparecido, gracias a las gotas para dormir, (Levomepromazina se llama el genérico o Sinogán es la marca registrada mas conocida), de las cuales tomo el genérico que me lo dió la EPS, las tomé por 10 días aproximadamente y luego las he suspendido.


Según mi concepto droga es igual a medicamento.


Me conozco bastante bien y como he dicho me considero un experto en el trastorno bipolar que sufro, por lo que puedo concluir que estoy en una etapa de eutimia, la cual puedo sobrellevar sin medicamentos, sin embargo, estoy alerta porque sé que no estoy libre de volver a sufrir desbalances,  puedo estar así por mucho tiempo.

Entiendo como funciona mi enfermedad y puede sonar temerario, pero soy capaz de controlarla, porque se distinguir los indicios de que estoy volviendo a sentir el ataque del tb y pienso afrontarlo de nuevo, se que posiblemente tomaré medicamentos, que son los que me ayudan a volver a un estado de eutimia, pero por el momento espero descansar de estos, ojalá sea por mucho tiempo, estaré contando por estos lados al respecto.

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Hoy es 4 de noviembre de 2014, el fin de semana pasado tuve que tomar por dos dias las gotas, las he suspendido ayer y pude dormir bien por esta noche, voy a suspenderlas de nuevo a ver si logro de nuevo seguir durmiendo sin ellas.

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Nueva actualización respecto a esta entrada, hoy 26 de octubre de 2018, tengo para decir que en este momento llevo cerca de los dos años, que estoy libre de drogas psiquiatricas, mi problema mental como tal ya no lo considero una enfermedad y a pesar que esto parece no tener implicaciones considero que si las tiene, no soy por lo tanto un enfermo y por lo tanto no debo tomar medicinas para aliviarme, cuando he tenido desbalances por hechos de mi vida y de pronto por mi problema mental, últimamente han sido pocos y de poca intensidad y los he sobrellevado sin medicinas, lo de volver a tomar drogas psiquiatricas es posible pero tendría que tener unos fuertes síntomas que impliquen estados de descontrol mental fuerte, en general en este momento no estoy de acuerdo con algunas cosas que dije en este post debido a cambios en mis apreciaciones respecto a lo que se ha dado por llamar trastorno bipolar.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Eutimia es pasar de estados de depresión-euforia a estados de tristeza-felicidad

Últimamente he estado alejado de este blog, solo he republicado entradas mías y de otros, pero en lo que se refiere a las entradas de mi inspiración, estas han sido pocas.

Como siempre, la causa de esta situación es que no he sentido últimamente, de forma considerable los efectos del sube y baja de sentimientos.

Es algo positivo para mi estar en esta situación, me permite dedicarme de forma concisa en mis cosas cotidianas sin pensar si estoy actuando bien, o mas que bien de acuerdo con las circunstancias.





Mis problemas personales no se solucionan al estar en eutimia, solo que los siento y los afronto de acuerdo a la realidad, la eutimia me permite disfrutar de los buenos ratos sin llegar a presentar esa euforia extrema, que molesta a otros y puedo llorar mis momentos tristes, sin que se llegue a configurar un estado de depresión.

Poder vivir, bien sea alegre o triste, pero de acuerdo con lo que pase a mi alrededor, es lo que siempre deseo, dentro de mi forma de afrontar el trastorno bipolar, del cual soy un paciente mas; soy consciente que los medicamentos que he tomado no son para cambiar una tristeza por felicidad, si no para poder sentir la tristeza verdaderamente, sin pensar en morirme por ello, como también para poder sentir felicidad si hay razón para ello.

En estos días, he sentido que la mayor parte del tiempo un estado de normal cotidianidad, donde los sentimientos son poco apreciables pues se esta en el modo de vivir simplemente, sin pensar si se esta contento o no, solo sintiéndolo.

Cuando estoy como en el estado actual, no me preocupo demasiado sobre lo que es mejor para tratar mi enfermedad, pues como no esta presente, (aunque tengo claro que sigue latente), no suelo pensar en ella, mi mente se ocupa de otras cosas casi siempre banales y de pasar los días en rutinas que cambian muy poco.

En este momento he logrado conservar la eutimia sin apoyarme en medicamentos de control, pero no descarto tomarlos si lo considero necesario de nuevo, para muchos esto puede sonar inapropiado y temerario, pero vivir con mi trastorno bipolar durante muchos años, me ha permitido obtener un conocimiento inconsciente (definido por algunos como insight), algo interno que me dice que puedo en determinados momentos, tener sentimientos reales sin requerir ayuda externa, como también sentir que me estoy descontrolando, que por lo tanto me toca acudir a otros y pedir apoyo médico, sería importante poder medir este sentimiento que tengo, como se puede medir el nivel de azúcar en la sangre, para poder decir sobre todo a los médicos que necesito o no medicamentos.


Escribo en mi diario bipolar lo que siento y lo que según mi punto de vista personal es lo que me ha permitido sentirme bien en esta etapa de mi vida. con la realidad de tener una dura enfermedad bajo control durante un tiempo que espero sea bastante largo. No aspiro tener notoriedad, ni volverme famoso, tampoco pretendo obligar a otros sigan mi ejemplo, porque las personas son libres de hacerlo, pues es de cada persona tomar las decisiones que considere apropiadas.

Quien lea de forma espontanea este blog pensara que soy demasiado atrevido al expresar y publicar estas ideas, ya que no se dispone de pruebas científicamente probadas o estadísticamente demostradas, que puedan apoyar mis planteamientos.

Como lo he dicho en otras partes del blog, no soy científico, ni médico, ni psicólogo pero si un experto en el trastorno bipolar, sobre todo en el que me afecta y nadie mas que yo sabe lo que se siente y sufre, de como me han ayudado o afectado los medicamentos; en mi cuerpo se ha aplicado el método científico donde mediante el ensayo error, se ha llegado a un protocolo médico, que ha permitido lidiar esta enfermedad en diferentes situaciones.





martes, 9 de septiembre de 2014

La muerte de Edgar Allan Poe, casi un suicidio.






La muerte temprana de Poe, pudo deberse a unos deseos de dejar este mundo, al estar muy afectado por problemas mentales (puede considerarse que tomo una actitud suicida) que encontró una chispa que desencadenó el incendio, como pudo haber sido una intoxicación alcohólica, provocada por quien sabe que cantidad y calidad de licor, en sus ultimas palabras se puede notar que a pesar de querer dejar este mundo, se arrepiente de ello, de haberse causado daño y le pregunta a su médico si le queda alguna esperanza, a pesar de desear verdaderamente la muerte en algunos momentos de desbalances mentales, cuando se vuelve a la lucidez se quiere seguir viviendo, parece que esto fue lo que sintió Poe antes de morir, justo cuando ya era demasiado tarde.

Según una ficción sobre su ùltima borrachera dijo: "He logrado infundir el miedo en el corazón de los hombres. He alumbrado pesadillas que no se olvidarán con facilidad. He bajado a la turbia penumbra donde claudica la razón. He navegado por los negros canales de la locura"

leer mas en http://historiascercas.blogspot.com/p/la-esquina-de-poe.html



lunes, 8 de septiembre de 2014

De nuevo estable

Me encuentro relativamente estable en este momento, de pronto un poco hacia la depresión, o mas bien puedo estar sintiendo el efecto secundario de las gotas para dormir.

A pesar de no sentirme tan seguro de mi mismo, ni de realizar muchas actividades al tiempo, la razón me dice que soy mas productivo cuando estoy en eutimia, pues estoy dedicando el tiempo justo que se debe dar a las cosas importantes, les doy la solución dentro de los tiempos que deben ser; realmente y normalmente para realizar bien las labores que vengo desempeñando actualmente, no se requiere dedicar demasiado tiempo ni atención, sin embargo, cuando estoy hacia la manía, siento que lo que debo hacer es un proyecto extraordinario, de gran envergadura, que para esto siento que soy de lo mejor, por lo tanto, creo que estoy haciendo muchas labores importantes y muy bien hechas; Sin embargo, lo concreto es que no hago verdaderamente lo que se requiere, doy muchas vuelta a las situaciones y no llego a conclusiones precisas, ni dentro de los tiempos que deben ser, como pienso que lo que hago es un gran proyecto y muy importante, no me es posible terminarlo a tiempo, en conclusión no soy productivo aunque crea que soy de lo mejor.

Cuando estoy estable soy mas concreto y actuó de forma clara y concisa, se hizo simplemente lo que se debía hacer y a tiempo, aunque el sentimiento no sea de tanta seguridad, ni de efectividad, ni siento que haya hecho algo extraordinario.

Cuando estoy desbalanceado los sentimientos no van con la realidad, son amplificados y muchas veces van en sentido contrario de lo que se cree estar haciendo, cuando estoy en hipomanía creo estar dotado de ese "don bipolar", que me hace muy bueno para todo lo que hago, cuando en la realidad estoy siendo poco productivo.

Es mas cuando se llega al extremo de la manía, situación a la que llegué una vez, se puede sentir que se tiene la inteligencia de un gran genio, que uno es capaz de pensar como lo hace Hawkins, uno cree y esta seguro que ha descubierto la piedra filosofal; cuando la realidad es que la persona se ha convertido en un loco que solo dice disparates.

viernes, 29 de agosto de 2014

Asumiendo las consecuencias de dejar medicamentos

Estoy afrontando en este momento un periodo de hipomanía, intento manejarlo controlando las horas que debo dormir, sin embargo, este control se me dificulta por los compromisos que tengo, versus las consecuencias de tomar las gotas para dormir, porque cuando las tomo al otro día no soy capaz de madrugar a cumplir con mis obligaciones, además por este tiempo me he sostenido sin los medicamentos durante unos meses ya, sin sufrir altibajos fuertes, es mas, el desbalance que sufro en este momento no lo considero fuerte, pero lo puede ser, si no logro detenerlo.

Es posible aún que si estuviera tomando el ácido valpróico, que me funciona como regulador del ánimo, estar en la situación que estoy ahora.

Mi estado de hipomanía es muy claro: No logro concentrarme de buena forma, además tengo labores por hacer que aplazo sin necesidad, muchas veces a propósito, lo que se denomina: Procastinación, que es una indicación clara de que estoy siendo afectado por mi trastorno bipolar, en una tendencia a la manía, debo realizar un trabajo de corto tiempo, que si me dedicara de forma constante podría terminar en uno o dos días, pero es viernes y llevo lo que va de la semana sin haber avanzado mayor cosa, es mas, en este momento debería estar trabajando en el proyecto y no estar por estos lados escribiendo, pero esta es una cosa entra tantas que hago, dejando lo importante que debo hacer de lado, dedicándole unos tiempos muy cortos a lo importante, no soy capaz de hacer una cosa productiva durante un buen tiempo y tengo que pasar a realizar actividades de desperdicio de tiempo.

Cuando decidí dejar los medicamentos, no lo hice porque quisiera estar hacia la manía, aunque cuando se esta en hipomanía se siente bien, no es mi intención estar hipomaníaco, porque soy consciente que no es un estado favorable para la persona, cuando estamos en esta situación se tiene una forma de actuar negativamente ante el entorno, se puede causar daño a otros fácilmente, a veces dichos daños pueden ser definitivos o irreparables.

Estar en hipomanía trae momentos donde uno se siente muy feliz, tranquilo, seguro de si mismo, con ánimos para todo, en este momento estoy así, sin embargo, debo superar este sentimiento y volver a un estado de eutimia cuanto antes.  Al estar consciente de mi problema, se que no es bueno estar hipomaníaco, aunque estando así se siente un gran bienestar pero este no es real.

Si no logro estabilizarme de nuevo en un corto tiempo, retomaría la medicación con el estabilizador de ánimo y si aun así no logro detener estos sentimientos, se que tendría que tomar otros medicamentos aún mas fuertes para superar este episodio, sin embargo, creo que no voy a llegar a esta situación.

Cuando estoy hacia la manía razono de forma poco concreta, pienso de pronto que si termino la labor importante que debo hacer como prioridad, termine con mi trabajo y me sienta desocupado, por lo que voy a sentirme mal, por esto mismo no hago lo que debería estar haciendo.  Este razonamiento es absurdo, pero es la ilógica que manejo cuando no estoy bien de mis sentires y actuó por el impulso de mis desbalances.

Estoy con tendencia al insomnio, si no tomo las gotas de levomepromazina, duermo unas 3 o 4 horas en la noche.

He estado de nuevo ansioso, a veces me pongo paranoico y pienso cosas sobre mi pareja, principalmente un estado de celos, que trato de no expresarlo con ella, porque me lleva a conflictos, lo manejo solo y me causa una gran angustia, ademas estoy seguro en este momento que es algo infundado, sin embargo, sigo sintiendo y pensando al respecto.

La situación política de mi país y del mundo me agobia, están pasando cosas que nos afectan, sin poder hacer casi nada al respecto, tengo mi punto de vista, el cual, siempre esta en contra de lo que me están mostrando los medios tradicionales todos los días, veo que están pasando cosas horribles, mientras la televisión y los medios nos muestran que todo esta bien, que los buenos con su linda democracia están triunfando y están convirtiendo, día tras día que pasa esta tierra inmunda en un paraíso, cuando leyendo entre lineas veo que pasa todo lo contrario, adicionalmente con lo poco que puedo ver a mi alrededor, confirmo que lo que dicen no es como lo pintan.

Cuando estoy hipomaníaco estoy mas sensible ante las situaciones a mi alrededor, cuando estoy normal de pronto me pasan desapercibidas, aunque mi modo de apreciar las cosas no ha cambiado.

El hecho de estar cuasidesempleado me afecta, logro proyectos cortos que no me ocupan mucho tiempo, el resto del tiempo me toca gastarlo en cosas poco importantes, mis obligaciones me ocupan poco tiempo, esto es algo en mi contra y me afecta mas cuando estoy desbalanceado.

Voy a retomar lo importante y a dedicar el tiempo a terminar el proyecto corto, mientras mi desbalance del momento va pasando, por ahora no he tenido consecuencias causadas por mi trastorno bipolar, solo estoy algo agobiado, gracias a la serie sentimientos encontrados que vengo sintiendo, que espero den paso a sentimientos normales.


sábado, 16 de agosto de 2014

Otro bipolar opina sobre la muerte de unbipolar famoso

De nuevo publico en mi blog la entrada de Rafael Narbona que publicó a raiz de la noticia de la muerte del actor Robin Williams. lo pueden ver en su blog en: http://rafaelnarbona.es/?p=8757#more-8757


UN BIPOLAR ANTE EL SUICIDIO DE ROBIN WILLIAMS




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¿Qué experimenta un bipolar cuando se suicida otro bipolar? Aunque no se ha comentado demasiado, Robin Williams era bipolar. La lista de actores que sufren esta patología es notable e incluye a Stephen Fry, Catherine Zeta-Jones, Jim Carrey, Ben Stiller, Mel  Gibson, Richard Dreyfuss. Todo indica que Williams primero intentó cortarse las venas, pero probablemente no pudo soportar el dolor. Las venas se resisten a liberar su carga, casi como un niño que lucha para no dormirse porque tiene miedo a la oscuridad. Sin embargo, cuando el deseo de morir se ha apoderado de la mente, no se desiste con facilidad. Por eso, el famoso actor cambió de método, ahorcándose con un cinturón. Al parecer, escogió la noche para decir adiós. Tal vez le empujó el insomnio, un adversario particularmente cruel. La desesperación se agudiza cuando el mundo escatima su tregua diaria, esa pequeña muerte que paradójicamente nos ayuda a vivir, suspendiendo por unas horas el mundo real. Los bipolares raramente disfrutan de un sueño reparador. Yo sufro continuas pesadillas. Sueño que me ahogo, que mi piel arde y se desprende como las pavesas de una hoguera, que mi garganta intenta articular sonidos y solo produce estertores, que mis ojos hormiguean con miles de insectos agitándose debajo de los párpados. Suelo levantarme agotado y confuso, pero el turbulento mundo de los sueños me resulta más tolerable que mi rostro en el espejo, maltratado y envejecido por un dolor obstinado.
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No voy a ocultar que la muerte de Robin Williams me ha afectado. Tengo 50 años, escribo, soy bipolar, no tengo hijos, he sobrevivido a varios intentos de suicidio y he perdido la esperanza de vivir sin el lastre de la angustia, la tristeza y la ansiedad. El trastorno bipolar recorta la esperanza de vida en diez, veinte, treinta años. Cada estudio arroja un resultado diferente. Mi hermano Juan Luis hundió la cabeza en un horno y abrió las espitas del gas con cuarenta años. No albergaba convicciones religiosas, pero escenificó su muerte con una hilera de crucifijos, alineados en el pasillo que conducía a la cocina. Era mi hermano, pero también una ausencia que yo he combatido reelaborando mis recuerdos, pues no soportaba el contraste entre la realidad y el deseo. Si miro hacia atrás, hay más vacíos que vivencias compartidas. En muchos aspectos, fuimos dos desconocidos que se encontraban de tarde en tarde, fracasando una y otra vez en el propósito de tejer una relación basada en el afecto y la comprensión. Nuestra impotencia para llegar al otro no impidió que naufragáramos en las mismas aguas. Si alguien examina nuestras vidas, advertirá grandes diferencias, pero también se preguntará si no éramos la misma persona, bordeando los mismos abismos. Quizás yo he vivido diez años de más, pero el anhelo de escribir me empuja a seguir aquí. Percibo mis días como páginas que avanzan entre el sufrimiento y el anhelo de felicidad. A estas alturas, tal vez solo soy palabras que se resisten a morir.
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Robin Williams no era uno de mis actores favoritos. Es indudable que tenía talento, pero quizás por mi edad estoy más cerca de Montgomery Clift o Marilyn Monroe. Los dos eran bipolares, autodestructivos y profundamente desdichados. Monty se maltrató a conciencia, abusando de las drogas y el alcohol. Apenas superó los cuarenta años. Marilyn vivió menos. La noche del 5 de agosto de 1962 su cuerpo se rindió ante un cóctel de barbitúricos. Al parecer, mezcló Nembutal (pentobarbital) y Seconal (secobarbital), una combinación fatal que solo fue posible porque su médico de cabecera y su psiquiatra no compartían información. Todo indica que esta vez no buscaba la muerte, pero sí unas horas de sueño, con la desesperación del que ha sobrevivido a duras penas a feroces insomnios. Nunca sabremos las causas y circunstancias exactas de su muerte. Sin embargo, hay incontables testimonios sobre sus fallidos intentos de suicidio, que evidencian su inestabilidad emocional. Ser inestable no es una elección, sino un estado del alma que brota de una interminable herida. No sé cuál era la herida de Robin Williams, que agravó su desorden interior con previsibles adicciones. Previsibles porque el alcohol y las drogas mitigan la depresión, induciendo una alegría tan artificial como efímera. De joven consumí ácidos y cocaína. Solo fue un contacto fugaz, pero no he olvidado su efecto. Al principio, experimentas euforia, excitación y una ilimitada confianza en ti mismo. Hablas durante horas, con una aparente clarividencia. Sientes que por fin has logrado desembarazarte de cualquier inhibición o complejo, pero solo es un cruel espejismo. La avalancha de palabras, hallazgos e intuiciones se detiene poco a poco y de repente comienza una vertiginosa caída. Parece que has saltado por la ventana de un patio interior, con las paredes de color ceniza y un suelo que se prepara para destrozar tu cuerpo, transformando tu cerebro en una medusa moribunda. Al parecer, Robin Williams había superado sus adicciones, pero no la depresión, que se había agudizado durante las últimas semanas. Cuando encontraron su cuerpo, se hallaba casi sentado. Mi hermano estaba de rodillas, con los pies descalzos. Ambas imágenes son desoladoras, pues reflejan indefensión y fragilidad, pero también una profunda determinación de morir.
marilyn death
El suicidio no es una elección libre y racional, sino un impulso incontrolable. Yo celebro estar vivo. Entre 1993 y 2007, busqué la muerte en varias ocasiones, combinando antidepresivos, ansiolíticos e hipnóticos, pero desde que empecé a escribir literatura la perspectiva del suicidio perdió fuerza y ahora solo es un lejano fantasma. El suicidio de Robin Williams ha resucitado ese fantasma, pero no como una posibilidad, sino como un doloroso recuerdo. He pensado en Margaux Hemingway, que se suicidó el 1 de julio de 1996. No era una fecha cualquiera, sino el aniversario del suicidio de su abuelo, Ernest Hemingway, el gigantón que amaba el boxeo, los toros, la caza, la guerra, y que en la madrugada del 2 de julio de 1961 se voló los sesos con su escopeta favorita, una Boss calibre 12. Hemingway conservaba la pistola Smith & Wesson con la que se suicidó su padre, el médico Clarence Edmonds. Clarence se pegó un tiro en la cabeza mientras se encontraba en el despacho de su consultorio. Cuando recibió la noticia, el escritor comentó: “Probablemente yo voy por el mismo camino”. Al igual que su abuelo, Margaux sufría trastorno bipolar. Se quitó la vida en su apartamento  de Santa Mónica, California, utilizando una sobredosis de fenobarbital. Tenía 42 años. Dejó un bloc de notas, pero arrancó algunas hojas y las quemó. En las primeras páginas se leía: “Amor, curación, protección perpetua para Margot”. También quemó incienso, hizo un montoncito con sal, alineó dos velas y depositó un ramo de flores blancas en la mesilla de noche. A la izquierda de su cama, colocó un osito Teddy, quizás por nostalgia de la infancia, pese a que siempre manifestó que de pequeña había sido muy desgraciada. Al examinar el cuadro, algunos pensaron que pretendía formular un conjuro contra la muerte, pero tal vez solo quiso escenificar su suicidio. El suicidio es una ceremonia privada abocada a convertirse en acontecimiento público, especialmente si eres un artista. Quizás Margaux nos dejó un mensaje que no sabemos interpretar o solo nos quiso decir adiós a su manera.
margaux
Sobrevivir a un suicidio no produce alivio, sino rabia y frustración. Es un nuevo fracaso en una vida marcada por los sentimientos de fracaso, pero eso no significa que resulte deseable tener éxito, pues el que se mata deja un rastro terrible en su entorno. De alguna manera mata a los que le querían. Yo no soy capaz de pensar en mi hermano sin recordar su suicidio. Sus fotos descansan en un álbum, lejos de la vista, pues su imagen está inevitablemente asociada a su trágica muerte. No le he olvidado. Simplemente, no soporto la sombra del suicidio, dibujándose en una mesa o una repisa. Yo no deseo añadir un nuevo drama a la historia de mi familia. Quiero vivir, tengo muchas ganas de vivir. Pienso que solo he empezado una segunda navegación como escritor, después de pasar quince años en la enseñanza y un lustro como investigador y bibliotecario. Robin Williams nos deja el mismo año que Philip Seymour Hoffman, que se inyectó una explosiva mezcla de heroína, cocaína, benzodiacepinas y anfetaminas. Ambos sucumbieron a sus demonios interiores. Hoffman comentó a sus amigos: “Sé que voy a morir”, pues seis semanas antes había superado de milagro una sobredosis. Incapaz de controlar su adicción, consumía también grandes cantidades de alcohol. Se puede decir que también se suicidó, pues alcohol, drogas y enfermedad mental suelen bailar en la misma cuerda, sin ignorar que antes o después caerán al vacío. Yo me he enamorado de las palabras y eso me ha salvado. Ahora me dedico a seguir los pasos de la luz, embriagándome con su belleza. No hay mucho más. La realidad solo es eso y quizás sea lo mejor, pues nuestra conciencia no podría soportar la carga de la infinitud. Robin Williams no ha sido acogido por un Dios compasivo. Está con nosotros, invitándonos a darle la espalda a la melancolía. No se me ocurre mejor homenaje que mirar al cielo y sencillamente sonreír.
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RAFAEL NARBONA
http://rafaelnarbona.es/?p=8757#more-8757

Realmente me encanta como Rafael expresa los sentimientos que sentimos los bipolares, expresar con palabras lo que se siente o sufre con nuestro problema de bipolaridad es bien dificil.

Comparto mi opinión sobre que Williams no era tampoco uno de mis actores de Hollywood favoritos, dentro de las actuaciones en películas que he visto, solo rescato la que hizo en Good Will Hunting.

Como actor de TV me gustaba cuando niño su papel que hacia en Mork y Mindy.


lunes, 11 de agosto de 2014

Muere el actor Robin Williams a los 63 años (Otro suicidio de un bipolar famoso)

Según noticia publicada por CNN Español

"- El reconocido actor estadounidense Robin Williams falleció a los 63 años.
Williams, conocido por sus papeles en películas como Jumanji y Dead Poets Society, murió en la mañana del lunes, según informaron las autoridades policiales de California. Fue hallado muerto en su residencia.

Investigaciones forenses sospechan que la muerte fue "un suicido por asfixia", según dice un comunicado de la oficina del sehriff del condado Marin, en California. El hecho es investigado.
"En este momento, la oficina del alguacil sospecha que la muerte se debió a un suicidio por asfixia, pero una investigación más amplia debe ser completada antes de llegar a una determinación final", señala el comunicado.

"Un examen forense está previsto para este 12 de agosto, con una subsecuente prueba de toxicología", agrega.
Alrededor de las 11:55 horas (local), funcionarios locales recibieron una llamada telefónica al 911, en la que se reportó a un hombre adulto inconsciente dentro de una casa, dice el comunicado del sheriff.
Policías y bomberos acudieron al lugar a las 12:00 y Williams fue declarado muerto a las 12:02.
La noticia de la muerte la confirmaron la esposa y el representante del actor.

"Había estado luchando contra una depresión severa", dijo Mara Buxbaum, la representante.
"Esta mañana perdí a mi esposo y mi mejor amigo, mientras que el mundo perdió a uno de los artistas más queridos y uno de los seres humanos más hermosos", dijo Susan Schneider, la esposa de Williams, en un comunciado.
Williams y Schneider, diseñadora gráfica, estaban casados desde octubre de 2011.
El actor había estado en rehabilitación en julio, según fue reportado por TMZ en ese entonces. Williams admitió ser adicto a la cocaína y al alcohol en los años setenta pero dijo haber abandonado esos vicios antes que naciera su hijo en 1983. Dijo haber mantenido su sobriedad por 20 años.
Fue operado del corazón en el 2009.
Wiliams ganó el Óscar de mejor actor de reparto en 1998 por su papel en Good Will Hunting.
Nació en Chicago el 21 de julio de 1951, estudió teatro en Juilliard School en Nueva York e inició su carrera haciendo stand up en bares. Su primer papel importante fue interpretando a Mork, un extraterrestre que visita la Tierra, para un episodio de 1974 de la serie "Happy Days". Depsués protagonizó "Mork y Mindy".
Williams además fue protagonista de los dramas Más allá de los sueños y Retratos de una obsesión, así como de las comedias Good Morning Vietnam, Patch Adams, Papá por siempre y El hombre bicentenario."

De Robin Williams se decía que tenía el don bipolar y había estado últimamente deprimido, según he podido ver buscando por internet, no se han encontrado muchos detalles de la situación que estaba viviendo últimamente, encontré una foto de él de hace pocos días donde se le puede notar su depresión.


No le sirvió ser exitoso, tener fama, dinero, compañeros, al parecer una familia y amigos que lo rodeaban y apoyaban, fue mas fuerte la enfermedad, que se lo llevó de repente, como ha hecho con muchos que padecieron la bipolaridad o como nos puede pasar a los que todavía vivimos con esta.

Se ha dicho que durante un tiempo fue adicto al alcohol y las drogas, pero, según lo dijo el mismo estaba controlado últimamente, aunque algunos medios periodísticos dicen que había recaído en la adicción al alcohol y de pronto a otros psicoactivos, este punto no esta bien claro por el momento.

En la mayoría de sus interpretaciones mostraba su lado simpático, pero era poco lo que se mostraba de su lado depresivo.

Tener bipolaridad es algo que nos puede adelantar la partida de este mundo, es algo de lo que debemos estar conscientes: Es posible que cuando se llega sin querer a un estado extremo, irnos repentinamente sin realmente quererlo, solo en un arranque por un estado de crisis.

Yo como admirador del actor en varias de las películas, siento que lo que le paso es algo muy desafortunado, es una situación de la que no estamos libres, así en este momento este muy consciente y diga que lo del suicidio no va conmigo, puede en cualquier momento tocarme aunque no haya estado hasta ahora en ninguno de mis planes.

Me impacto últimamente la película Good Will Hunting, donde lloré en varias escenas de la película, la vi hace poco y donde apenas vengo a saber que fue la que le permitió obtener el premio Oscar, donde se muestra a un chico genio superdotado, pero que vive cerca de la precariedad y de la delincuencia, debido a su entorno social donde crece y vive, alli Williams desempeña el papel de un Psiquiatra que intenta tratar y analizar al chico problemático y termina siendo analizado, tratado y aliviado por el paciente.

Se barajan muchas posibilidades de las causas que desencadenaron el hecho de que Robin Williams haya llegado al suicidio, que van desde las que muestran los medios sensacionalistas que afirman que se debió que había recaído en el alcohol y las drogas, cosa que él negaba al declararse sobrio últimamente, donde ademas se enfocan mas en la forma como se quito la vida, describiendo las situaciones macabras que conllevaron físicamente a su muerte, que en un análisis mas humano de las causas de su suicidio.

Otras informaciones hablan que tenia problemas de salud (tenia síntomas de Parkinson, claro que es posible que tuviera parkinsonismo debido a efectos secundarios de los medicamentos para problemas mentales) como que también que tenía problemas económicos, dado que personas que ganan demasiado dinero como los actores de Hollywood, también pueden llegar a gastar y desperdiciar demasiado dinero y estar agobiados por grandes deudas por ello, si uno cuando debe algo de dinero por decir unos cientos de dolares se angustia, que puede decirse cuando se deben millones de dolares.

También he encontrado en la red que Robin Williams confiaba en la meditación y en tratamientos alternativos, los cuales en casos extremos son contraproducentes y peligrosos, dado que para combatir un estado de crisis fuerte como el cuadro que tenía Williams, se requieren terapias de choque y no placebos que de pronto funcionan para situaciones leves, ademas encontré que era vegetariano condición que según algunos estudios científicos puede causar deficiencias en algunos químicos del cerebro (vitamina B-12, Vitamina D, ácidos grasos omega 3 de origen animal), necesarios para mantener la estabilidad emocional.

A modo de conclusión, puede decirse que cuando ataca una enfermedad mental que lleva al suicidio, a veces no hay nada para hacer, porque aun alguien que lo tenía todo y podía acceder a todos los recursos posibles no pudo salvarse.

Nota de actualización 23 de marzo de 2017: Después de realizadas las pruebas toxicológicas y de ser publicados detalles sobre la autopsia, se supo que Robin no había vuelto a consumir psicoactivos y se determinó que estaba en los preliminares de desarrollar un tipo de demencia por daños en celulas cerebrales; los cuales le estaban produciendo algunos síntomas problemáticos como una fuerte depresión, desconexiones de su sistema mental, problemas similares al mal de Parkinson, problemas metabólicos que le estaban afectando fuertemente su calidad de vida.  Mi opinión al respecto es que Robin sentía que se estaba desconectando de este mundo desde el punto de vista mental y que por lo tanto esto fue lo que lo llevó a tomar la decisión de dejar este mundo por su propia mano, ya que sin saberlo exactamente tuvo la intuición de que se iba a convertir en un viejo demente el cual sería un problema para su entorno mas cercano y prefirió entonces descansar de vivir, aún teniendo algo de lucidez.



domingo, 15 de junio de 2014

Dejando los medicamentos

En este momento estoy sin tomar medicamentos, de hace unos tres años para acá estaba tomando básicamente dos, ácido valpróico y levomepromazina, hace un mes suspendí el ácido valpróico, debido a una crisis de dolor abdominal que no se sabía su causa, entre una de las posibles estaba un efecto secundario del ácido valpróico sobre el hígado, ya que un examen de sangre apareció evidencia de una afectación del órgano, pero esta no era concluyente.
Como en ocasiones anteriores cuando he dejado los medicamentos me siento estable, sin síntomas de altibajos en los últimos días, estoy dando una pausa la cual se que es un riesgo alto, pero voy a correrlo, espero que la próxima crisis que se voy tener no sea muy dura y pueda controlarla, tal vez vuelva a tomar medicamentos que parece me ayudan, pero en este momento espero vivir un trayecto de mi vida sin ellos.
Claro que de tener problemas de sueño tomaré la levomepromazina la cual se puede decir que no he dejado, pues esta me quita el insomnio y solo la tomo por periodos.
Respecto al ácido valpróico que es un estabilizador lo tengo suspendido desde hace un mes y solo lo tomaría de nuevo si me desbalanceo de nuevo fuertemente. A pesar de haber soportado aceptablemente este medicamento, pues lo tomé juiciosamente por unos tres años aproximadamente, me cansé en este momento de hacerlo.
A pesar de considerar que este me ha funcionado, también pienso que he podido funcionar bien sin medicamentos en otras oportunidades, esta no será la primera vez que lo hago, claro que es la primera desde que tengo una información mas consciente de lo que me sucede y de lo que significa la enfermedad que padezco.
Pienso que mientras esté sin síntomas no tomaré esta u otra droga, tampoco acudiré a otras drogas o sustancias psicoactivas, pues estas son mas dañinas que los medicamentos para nuestro problema mental.
Esta es una decisión personal de riesgo y muy controversial, no rogaré a Dios por mi bienestar, pues considero que el no tiene la culpa de que yo me arriesgue a esto y pedirle que me ayude no sería lógico.
Soy creyente en el poder de los medicamentos, creo que estos tienen altas probabilidades de tener efectos benéficos sobre las personas a pesar de también tener efectos dañinos, lo que si pienso es que puede haber casos de no necesitar los medicamentos de por vida, para algunos problemas mentales, como en mi caso, ya que al estar estable estos no realizan mayor función o así lo veo yo, claro que esto no me salvará de volver de nuevo a los altibajos, porque aun con medicamentos estos pueden de nuevo aparecer.
Tampoco pienso acudir a la acupuntura o a los tratamientos alternativos pues pienso que son inocuos, porque solo tienen función de la acción placebo y en mi caso, como no les tengo fe, esta acción de placebo no funciona para mi.
Dejar en este momento la medicación, no considero que sea una decisión muy buena, ni pienso que otros deban tomarla, ni pienso incitar a que otros la tomen, pero pienso descansar un tiempo de la esclavitud de estar tomando pastas a diario y de sufrir ciertos efectos secundarios que aunque esta vez son menores que en las ocasiones anteriores, si los tengo, principalmente sobre otros órganos diferentes al cerebro, porque respecto a mi funcionamiento mental este no sufrió alteraciones, ya que mi concentración no fue afectada, como tampoco me produjo lentitud de razonamiento o de movimientos corporales.
Espero no contar desgracias en un futuro en este espacio, pero es una consecuencia posible de mi decisión.
Por lo demás mi vida aunque no es la ideal, es buena y esto es un factor en mi favor, porque el estrés de tener muchos problemas nos afecta demasiado.

viernes, 6 de junio de 2014

Reflexiones para mi diario bipolar

Estoy un poco retirado de este blog, causas estoy envuelto en las entretenciones fáciles de internet, de  los computadores, de los celulares, aunque no tengo un perfil activo fuertemente en facebook u otras redes sociales, dedico mi tiempo de entretenimiento a otras cosas banales, ademas he tenido algo de trabajo.  Mi problema de tb ha estado mas bien calmado, no he vuelto a tener desvelo, por lo tanto en mi caso no he sentido altibajos emocionales, es importante para mi estar aliviado; es estar aterrizado en la cruel realidad, no es que pueda hacerme feliz, como tampoco el estar enfermo siempre me haga estar triste, porque en una manía podemos estar felices aunque estemos hundidos en lo mas profundo, lo que significa estar aliviado del trastorno bipolar: Es que los sentimientos que se tienen están de acuerdo con las circunstancias, no en contravía o amplificados.

Estoy en la alienación de los medios actuales, demás que si estuviera en otro tiempo también encontraría alineación en otras cosas, el presente mio se puede decir que es bueno, dentro de una familia estándar, con una comprensión de mis allegados de mi problema mental, que casi se puede decir que pasa desapercibida.  En este momento que estoy sin síntomas de trastorno bipolar, mi situación económica aunque no es boyante, no es mala, me permite sufragar los gastos necesarios, quedando algo para lujos y comodidades, como también para tener la esperanza de una futura vejez cómoda, gracias a inversiones que he realizado.

Me emociona saber que tengo mas de cien mil visitas a mi blog, esto no significa que cien mil personas me hallan leído, la mayoría de las visitas son hechas por máquinas guiadas por programas de buscadores, indexadores o por programas espías: Buscando algo raro en los blogs, también de personas que buscan información no necesariamente del tema del trastorno bipolar, si no por búsqueda a partir de  palabras semejantes son llevadas a mi blog, descubren que no es lo que querían y simplemente pasan de largo, también por personas interesadas en temas relacionados a los que trato, pero que al no encontrar exactamente lo que quieren también pasan de largo, sin embargo, un pequeño porcentaje de estas visitas se puede decir que es realmente por interés del tema y que se queda al menos un tiempo leyendo alguna entrada o de pronto busca otras, esto es lo que se busca cuando escribo, saber que de pronto hay un numero aunque pequeño de personas que realmente lo han leído con interés, que lo que expresa una persona ordinaria sin muchas pretensiones, sin mucha calidad desde el punto de vista de escritura es recibido por otros, es gratificante, es lo que me impulsa a pensar en seguir escribiendo.

Este blog me ha permitido compartir opiniones con personas iguales a mi, simples pacientes con sus sufrimientos que cuentan su historia en otros blogs o en sus comentarios, muchas veces se encuentra como han hecho para superarse, como viven con este trastorno mental o con otros, teniendo vidas normales.

Me alegra mucho recibir comentarios, aun de los que me critican, pues son la retroalimentación que me permite reflexionar y poder mejorar en lo que escribo, como también que me permiten nuevos conocimientos respecto a las dolencias que tengo, porque de la gente ordinaria como yo u otros pacientes se puede aprender mucho, igual que de artículos científicos.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Otra pagina de mi diario bipolar

De nuevo con sentimientos encontrados, estoy unas veces algo acelerado, otras como en este momento algo deprimido.

Mis emociones casi nunca son bien claras, esto lo provoca mi enfermedad, me considero demasiado sensible ante las situaciones negativas, lloro fácilmente ante hechos que afecten mi entorno cercano, como también ante cuestiones banales: Leer cosas tristes así sean de ficción, ver dramas en cine o televisión.  Como dato curioso no puedo evitar llorar al empezar a ver la película UP, por lo que no la he podido ver completa, solo soporto ver las escenas del final, pero aun así me entristezco cuando las veo, pero también tengo mi lado duro, soy dado a enojarme y a veces a salirme de las casillas ante situaciones cotidianas que me pueden causar problemas con otros.

En este momento estoy sin proyectos de mi especialidad, solo atiendo rutinariamente una serie de cuestiones que me permiten obtener ingresos limitados pero suficientes para mi cotidianidad, pero no implican una carga laboral completa, como sucede al obtener contratos de obras o contratos de trabajo temporal, estoy como se puede decir desempleado.

Como tengo trabajo por temporadas, el estar sin muchas obligaciones en este momento me pone tenso, aunque me permite entre otras cosas disponer de tiempo para escribir, tal como lo hago ahora.

A excepción de ayer he estado durmiendo bien, aunque no me desperté en la madrugada, si tardé algo en dormirme, dormí solo unas 6 horas, esto no conviene para mí, las consecuencias es lo que vengo sintiendo y relatando.

Estoy a la espera de si entro en insomnio tomar algo para controlarlo, por lo demás solo sigo tomando mi medicamento de control, el cual consiste en un solo tipo de pastillas, que considero soporto y que me viene funcionando.



martes, 25 de marzo de 2014

Un bipolar en primavera por: Rafael Narbona

Me sigo tomando el atrevimiento de reproducir entradas del blog de Rafael Narbona, dado que tuve el permiso de parte de él, en el caso de un post anterior.

A continuación presento otro post donde trata de forma precisa los sentimientos de una persona que sufre esta dolencia, donde aún estando en un periodo de cierta normalidad, los sentimientos están afectados.

La entrada original la pueden encontrar en un bipolar en primavera http://rafaelnarbona.es/?p=7068#more-7068



UN BIPOLAR EN PRIMAVERA


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Hace unas semanas me encontraba tan bien que me planteaba si los médicos no se habían confundido en mi diagnóstico. No es la primera vez que me sucede y creo que es una vivencia común entre ese 25% de la población mundial, con alguna clase de trastorno mental. Desde hacía mucho tiempo, no experimentaba picos de euforia ni estados depresivos. Los últimos meses se habían mostrado particularmente benévolos, ahuyentando la melancolía y sembrando la esperanza. No pensé que la proximidad de la primavera se aliaría con la imperfección de las relaciones humanas para desencadenar una recaída depresiva. He escrito un libro sobre mi interminable litigio con el trastorno bipolar, pero creo que muchos aún no han comprendido la naturaleza de esta enfermedad. Sólo los que conviven conmigo han captado las turbulencias que se desatan en mi interior y han aprendido a no alimentarlas con torpezas o reacciones intempestivas. Miedo de ser dos recrea mis cincuenta años de vida, prestando una especial atención a los últimos veinte, que constituyen el escenario de mis crisis. En esas dos décadas mi cerebro ha soportado el asedio de la psicosis maníaco-depresiva, una patología insidiosa y recurrente que nunca se da por vencida. Ahora me dispongo a librar un nuevo asalto, convencido de que esta vez la muerte no será una tentación, sino un lejano telón de fondo. No anhelo morir, pero agradezco que nuestro tiempo no sea ilimitado. Si el ser humano viviera eternamente, su peripecia se parecería al martirio de Sísifo, pero sin la grandeza de los mitos.
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¿Por qué me quejo de la incomprensión ajena? Algunos olvidan que el rasgo diferencial de una mente herida no es el talento, sino la extrema vulnerabilidad. Ser vulnerable significa que estás más expuesto al dolor y posees menos recursos para enfrentarte con la adversidad, incluso cuando ésta se presenta como algo trivial e insignificante. Ya no me produce angustia conducir, pero cualquier trámite que altere mi rutina me aterra. Enviar un giro postal, rellenar un impreso, realizar una gestión en el banco, hablar con un amigo. Vivo en una casa de campo bordeada por la estepa castellana. No me gusta la dureza de esta tierra, con sus campos desnudos y sus temperaturas extremas. Lejos del mar, la llanura escatima el frescor, la brisa, la ternura. No se pueden establecer analogías con el desierto, pues el desierto es un espacio tan enigmático como el universo o el océano. Su vacío es una forma de plenitud. En cambio, la planicie de la meseta es tan áspera como una plegaria que no espera respuesta. No hay nada más desolador que sentir el silencio de Dios, corroborando que el anhelo de un más allá sólo es una fantasía infantil. Las montañas del horizonte, con sus crestas blancas, acentúan la desolación del que camina solo, sorteando surcos, piedras y retamas, pues la felicidad parece algo muy lejano y casi inaccesible.  Yo no pertenezco a este paisaje, pero me refugio en él, pensando que más allá comienza el mundo, con sus tensiones y conflictos. La tentación de aislarse es casi irresistible, pues el trato con los otros resulta tan hiriente como observar la agonía de un niño enfermo. Algunos no advierten ese sufrimiento y no lo entienden. No puedo reprochárselo, pues yo tampoco lo comprendo. Casi todos nos debatimos en la telaraña de nuestro propio ego y somos incapaces de entender al otro, particularmente cuando su cerebro es una copa de cristal a punto de estallar.
En Miedo de ser dos, hablo muchas veces de la luz como una fuente de alegría y serenidad, pero lo cierto es que la luz primaveral es cruel e implacable. Penetra en nuestros ojos con la fiereza de un cuchillo, abriéndose paso hasta la glándula pineal. Sé que la luz de marzo ha afectado a mi secreción de melatonina, la hormona que regula los ciclos circadianos y los estados de ánimo. Somos pura química, pero nuestra conciencia se rebela contra ese hecho elemental. No soportamos ser simple biología, desplegándose de acuerdo con las leyes de la naturaleza. Pienso que lo único trascendente es nuestra capacidad de poetizar nuestro paso por el mundo. Estamos abocados a desaparecer sin dejar huella. No sólo morirá nuestro yo. Beethoven, Shakespeare, la pintura de Rembrandt, las Ideas platónicas y las ecuaciones de Einstein son piruetas efímeras en la vida del universo. Nada podrá evitar que caigan en el olvido. Desconocemos lo que nos precede y lo que surgirá cuando ya no estemos aquí. Somos transeúntes, simples vagabundos, que viajamos del centro a los márgenes y de los márgenes a la nada. La luz se enreda en nuestras vidas, provocando reacciones paradójicas. Este año la luz me ha desequilibrado, pero en otras ocasiones me ha ayudado a continuar. Recuerdo una tarde de desolación a los diecisiete años. En esas fechas, no se hablaba de bipolaridad y yo no sabía casi nada sobre la mente humana. Simplemente, experimentaba una tristeza intensa y contemplaba el futuro con un pesimismo irreductible. Me encontraba en Guadarrama y había pasado toda la tarde en la cama, demorando el encuentro con el mundo exterior. Por mi cabeza rondaba la idea del suicidio. Era un joven solitario e inadaptado. La muerte de mi padre había dejado un profundo vacío en mi interior. No tenía amigos. No me entendía con los chicos de mi edad. Era la época de las discotecas, el alcohol, las drogas y las hormonas desbocadas. El compromiso político ya no estaba de moda y la Movida ya había empezado a mostrar su rostro estúpido y reaccionario. Alaska y su corte de imitadores presumían de ser frívolos y consumistas. El esnobismo adquiría rango de categoría estética y las letras insustanciales (“Terror en el hipermercado / Horror en el ultramarinos / Mi chica ha desaparecido / y nadie sabe cómo ha sido / no, oh”) reemplazaban a las canciones que habían servido de inspiración a las generaciones anteriores  (“Sólo le pido a Dios / Que el dolor no me sea indiferente / Que la reseca muerte no me encuentre / Vacía y sola sin haber hecho lo suficiente”). Mi afición a la literatura me hacía fracasar en todos los frentes. Cosechaba suspensos, pues dedicaba las horas de estudio a leer a Tolstoi, Chejov, Nietzsche o Borges, aunque muchas veces no los entendiera. No lograba integrarme en ninguna pandilla. Después de cometer unas cuantas fechorías entre los catorce y los dieciséis años, me había transformado en un chico tímido e introvertido. Odiaba bailar y beber. No soportaba el tabaco y las drogas me inspiraban miedo y repugnancia, lo cual no significa que años más tarde no sucumbiera a los paraísos artificiales, pagando un tributo exiguo a un dios que devoró las vidas de algunos amigos de mis años universitarios. Las chicas no me hacían mucho caso. Era bajito y parecía más joven, casi un niño. Pasar las horas en el Parque del Oeste con los cuentos de Julio Cortázar o las novelas de Hermann Hesse, no incrementaba mi atractivo, al menos en aquella época. Los libros me acompañaban día y noche, pero eran como las velas desgarradas de un barco que zozobra sin remedio. Viajarían conmigo hasta el fondo del océano, pero no evitarían que me ahogara.
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No sin un enorme esfuerzo, logré levantarme de la cama y salí al exterior. Me subí a una bicicleta y empecé a pedalear sin rumbo fijo. Era julio o agosto. No hacía demasiado calor y la luz se filtraba por la copa de los árboles. La claridad se deslizó suavemente por mis ojos y mi estado de ánimo cambió súbitamente. De repente, experimenté rabia, alegría, rebeldía. Pensé que vivir merecía la pena. Mis fracasos dejaron de pesarme como una prolongada condena de prisión. Mis sentidos se pusieron alerta. Debía registrar cada detalle en mi mente. Cuando regresara a mi habitación, escribiría. Escribiría sobre las casas de piedra que aún sobrevivían entre construcciones nuevas, con fachadas insulsas y ventanas de aluminio. Escribiría sobre los árboles centenarios, que extendían su sombra en la plaza del pueblo, acogiendo con la misma generosidad a jóvenes y ancianos. Escribiría sobre los desconocidos, a los que atribuía una felicidad inaudita. No recuerdo si escribí algo, pero no he olvidado que la idea de escribir me transmitió esperanza y me liberó temporalmente de la tristeza. He necesitado cincuenta años para completar un libro. Espero que sólo constituya el inicio de una obra que crecerá poco a poco. Escribir no es una elección, sino mi forma de vivir. Cuando dejo de escribir, de alguna manera dejo de vivir. La primavera se ha enseñado con mi cerebro durante unos días, pero ya estoy mejor. He conseguido romper el maleficio antes de que sellara todas las puertas. Escribir es un comienzo y un final. Escribir es mi vida y mientras logre decir algo, ligar las palabras y expresar una idea, un recuerdo o un sentimiento, tendré la certeza de que el abismo ha quedado atrás. La luz de marzo ya no es una caída interminable, sino la claridad que me reconcilia con el insólito hecho de existir.
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RAFAEL NARBONA