Loco o bipolar

Diario de una persona que a los 16 de pronto enloqueció, luego a los 40 cree descubrir que es bipolar y en este momento con medio siglo en este mundo, no tiene claro que es lo que tiene.

lunes, 7 de mayo de 2018

Una escritora bipolar apasionada

Por medio del presente post reblogueo una entrada de blog de una nueva bloguera bipolar.

https://nosoyyosoyyo.wordpress.com/2018/04/30/124/

La entrada dice lo siguiente: "-Mira el lado positivo -   Me dice una amiga cuando le cuento lo que me pasa, -“Es cierto que  desgraciadamente cuando estés triste vas a sentir una angustia que yo no puedo entender ni experimentar, pero cuando seas feliz vas a sentir la felicidad mucho más que cualquier otra persona”- Continúa queriendo abrazarme con sus palabras como me tiene acostumbrada; -“Tenes el don de vivir más intensamente todo lo lindo de la vida”-


 




 


Continuamente me sentí incomprendida ante mis allegados, ellos no veían lo que yo veía, pero yo veía bien, ¿por qué les costaba tanto darse cuenta de lo que estaba sucediendo? –“Sos exagerada eh”- Era siempre el comentario final con risas después de que yo relatara mis experiencias. –“Me parece que te lo estás tomando muy personal, relájate”- decían otros cuando buscaba consuelo.


Yo no era extrema, yo lo vivía de esa manera, mi manera. El psiquiatra hace poco me dio un buen ejemplo que compartiré para los que no lo conocen. –“Mientras otros ven una película de terror a las diez de la mañana en medio de una ciudad llena de movimiento, quizás con familiares en otra habitación, vos ves la misma película sola, una noche de lluvia, sin luz en el medio de la nada. ¿Están viendo lo mismo? Sí. ¿Hay alguna reacción equivocada? No, de acuerdo a sus realidades cada uno tiene la reacción esperada ante la misma situación.”-


A partir de este planteo y de mis vivencias se abren tantas aristas para tratar este mismo tema, y es aquí donde entra mi confusión. Podría escribir tantas páginas enfocándome en cada una de las líneas de acción, tantas formas de ver el tema. Por un lado, la medicación te nivela a la “normalidad” o mejor dicho la manera en que la mayoría siente y vive. Por otro lado, los que no están controlados químicamente manejan una creatividad y emoción digna de admiración. Entonces, ¿quiero o no quiero ser una más?. Una de las primeras cosas que busqué al enterarme del diagnóstico fue personas socialmente conocidas que padecieran lo mismo, y para mi sorpresa se encontraban allí tantos a los que admiraba, pero tantos que la lista se me hizo interminable. ¿Estas personas hubieran sido los mismos músicos, escritores, pintores, inventores o actores si hubieran estado en control de sus emociones y su química cerebral? Lo dudo. Pero, ¿no es cierto acaso que también vivir con todas esas mareas extremas dentro de uno se vuelve sofocante y peligroso? Seguro también, por algo tantos terminaron con su vida.


Es aquí donde entra otra gran pregunta que me confunde, si en realidad no es que soy pasional, impulsiva, creativa y artística y es todo una sintomatología de la patología, entonces ¿quién soy? Este fue (y sigue siendo) un tema delicado que no voy a desarrollar en este momento pero es mi actual gran pregunta existencial. –“Doctor, siento mucha paz, estoy calma, no sé si soy yo, no reconozco esta pasividad en mi persona. ¿Quién soy?”- Le consulto preocupada por no estar alterada. A lo que él responde, –“Esta también sos vos, la medicación no crea cualidades, sólo que por algún motivo este costado tuyo estuvo muy sepultado, sos vos siendo pacífica, siempre lo fuiste, las pastillas no sacan nada que no seas”-. En ese momento recordé una charla con un hombre mexicano que conocí en mi viaje, una persona muy especial que contaba con muchos dones que eran inalcanzables para el resto de los mortales. Una tarde mientras trabajábamos supe que entre tanta otra magia ¿sobrenatural? que poseía tenía la posibilidad de hacerle regalos especiales a las personas, regalos “diferentes”. Lo miré y le dije: -“Regalame templanza”- -“No puedo”-  Me respondió mientras sonreía, -“Ya la tienes”-.


En ese momento pensé, pero de dónde tengo templanza yo que soy un fosforito en ebullición siempre, ahora entendí, yo era cálida y pacífica, estaba ahí, adentro mío. No era la medicación que me volvía así, yo era así. Pero entonces, ¿Mi pasión desaparecería?


 




 


 


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