Loco o bipolar

Diario de una persona que a los 16 de pronto enloqueció, luego a los 40 cree descubrir que es bipolar y en este momento con medio siglo en este mundo, no tiene claro que es lo que tiene.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

La salud mental es más importante que la psiquiatría

A continuación presento un articulo de un psiquiatra que habla sobre que: En la época actual se le esta dando demasiada importancia a la psiquiatría, mas que lo que debe hacer como función principal.



Tomado del blog: Desde el manicomio

Desde el manicomio


http://desdeelmanicomio.blogspot.com/2014/10/la-salud-mental-es-mas-importante-que.html

La salud mental es más importante que la psiquiatría


Trabajo en un lugar llamado Instituto Nacional de Salud Mental. Desde luego, no existe definición completamente satisfactoria de lo que es "salud mental", y no la hay siquiera de lo que es simplemente "salud". Pero intuitivamente uno puede asumir que salud mental tiene que ver con la forma en que vivimos, nuestro estilo de vida y la escala de valores respecto a lo que consideramos prioritario o de segundo orden en nuestra conducta y nuestro diario quehacer.

Cada vez son más frecuentes las consultas cuyo motivo no es una enfermedad psiquiátrica en el sentido clásico del término (esto es, por melancolía, esquizofrenia, psicosis maniaco-depresiva o trastorno obsesivo-compulsivo) sino por vicisitudes de la vida humana cotidiana o por los golpes del destino ("los heraldos negros que nos manda la muerte", al decir vallejiano) y que no pueden capearse.

Pero hablar de salud mental y estilo de vida no necesariamente es asunto que los médicos saben y dominan por el solo hecho de ser médicos. Muy por el contrario, muchas veces los médicos tienen un estilo de vida insano y penoso: consumista, crematístico, acumulatorio, trabajólico. Y si, en el caso de los psiquiatras, han cedido a la psiquiatrización y psicofarmacologización galopante de la existencia humana, muy probablemente quien acude a la consulta podría salir con una receta de psicofármacos endilgada, y de más de un psicofármaco probablemente, aunque ninguno realmente necesario, y menos dos o tres.

Se establece así un círculo vicioso y penoso (gente que acude por un sinsabor de su existencia y sale diagnosticada como "Bipolar II", personas que tienen dificultades en su adaptación por diversas contingencias vitales y resultan siendo supuestos casos de "TDAH del adulto"). Y aunque la consulta psiquiátrica sigue siendo resistida y estigmatizada (en estos casos con justa razón), cada vez más son los psicólogos que recomiendan a sus usuarios que visiten al psiquiatra "para que los mediquen y resulte mejor la terapia". No hay escapatoria en muchos casos así.

Carentes del soporte social que otrora brindaban los parientes provectos y experimentados, los ancianos de la tribu, los pastores de la grey, ahora los psiquiatras bisoños, muchas veces premunidos apenas de su ingenua buena intención y de su arsenal de psicofármacos, se yerguen como árbitros de la normalidad y la anormalidad (y el médico usualmente conoce solo y a lo más de anormalidades) con los resultados lamentables y consiguientes que vemos cotidianamente por doquier.

Textos como el de Ortiz-Lobo (autor del imprescindible Hacia una psiquiatría crítica) que ahora traemos a colación: El malestar que producen los problemas de la vida, propende justamente a que seamos capaces de desdiagnosticar y desmedicalizar eventos y sinsabores de la existencia que llegan a nuestra consulta y reconozcamos y restablezcamos los sistemas homeostáticos de individuo, familia y colectivo grupal, sin la muleta espuria del DSM y los ISRS's, a los que somos tan acríticamente adictos.

Pienso en que un granito de arena ponemos nosotros al viento cuando despachamos a los rotantes de nuestra emergencia psiquiátrica al promediar la temprana tarde rumbo a sus enamoradas(os), sus pasatiempos favoritos, sus horas de solaz y esparcimiento feliz con el recordatorio de que cuiden su salud mental pues, más que la psiquiatría, esta es la primera que debemos conocer, respetar, mimar y nunca descuidar.

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